martes, 4 de agosto de 2020

Está raro.


Esto está raro.

Algunas letras desaparecen de a poco.

Pasa hace algunos días.

Las aprietas en el teclado y no aparecen en el texto.

O a veces sí, pero no siempre.

Para solucionarlo copié y pegué letras en días anteriores.

No fue tan terrible pues en principio solo desaparecieron números.

El uno y el tres, para ser exacto.

Luego la ku, ke he estado evadiendo.

También la doble uve, pero esa solo en una ocasión me complicó.

Hoy se fue la inicial de irafa.

La de cuello largo.

Eso fue más fome, pues no sé cómo reemplasarla.

Ah, y ayer se fue la seta, como se habrán dado cuenta.

A veces la autocorrección la resucita, pero ahora decidí dearla así.

Como el teclado se ve bien (sin golpes ni nada), pensé ke podía ser un virus.

Pero al parecer no.

Es triste porque hoy kería hablarles algo de un abalí.

Creo ke keda mejor habalí.

¿Saben…?

Generalmente me pasa así:

Paso horas frente al computador, mientras leo algo y reviso cosas.

Entonces -a veces-, ocurre ke de pronto sé de ke voy a escribir…

Esta ves, decía, era un habalí.

Imaginaba uno pequeño, ke yo hubiese atrapado en una mesa, poniendo un vaso volteado sobre él.

Y claro, como tenía la imagen, estaba yo buscando la sensación.

El momento, digamos, en ke me siento más honesto y las sensaciones están más en línea.

A veces no ocurre, claro, o cuesta mucho, pero ahora además se suma el tema del teclado.

Pongo un dedo sobre las ke fallan, para comprobar, y no aparecen.

Estoy cansado.

Me entusiasmé leyendo de nuevo el Gilgamesh y de paso una obra teatral de Don DeLillo.

De verdad disculpen.

No voy a poder hacerlo hoy.

Tenía la intención, pero no alcancé a hacerlo.

Yo kería hablarles del habalí.

Transmitirles una sensación, ke estaba buscando, pensando cómo agradar al pekenio animal atrapado baho el vaso.

Tampoco tengo enie, acabo de descubrir.

Pensaba ir con ustedes a deharlo, les decía… esta noche, en el hardín.

Liberarlo entre la tierra húmeda y ke ese fuera algo así como un final.

Un final con noche, olor a tierra y un habalí enano, metiéndose entre las plantas.

Darles eso al menos si la sensación no venía.

En cambio… les deho mi intención y mi cansancio.

Después de todo, el compromiso es no fallar y estar akí, para el ke buske.

Así ke aclaro: aunke kede una tecla voy a estar.

Y trataré, en los posible, ke esa letra ke aparesca, tenga siempre algún significado.

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