jueves, 15 de agosto de 2019

Popeye.


I.

-¿Te acuerdas de Popeye?

-¿El vecino al que le dio la parálisis facial?

-No… el personaje de dibujo animado…

-Pues claro… me acuerdo.

-Es que el otro día encontré la serie y vi un capítulo muy raro… que me dio qué pensar…

-¿Ahora viene la parte en que me cuentas el capítulo?

-Sí.

-Dale. De acuerdo.


II.

En el capítulo Popeye va en un crucero, en un viaje largo pues ha ganado un premio, hasta que de pronto se debe enfrentar a una dificultad y come espinacas y vence… lo típico, digamos. Pero ocurre que se gasta la única lata de espinacas que tenía y están en medio del océano y surgen nuevas amenazas. Entonces Olivia, que por supuesto iba con él, encuentra acelga en la cocina, y se la da diciendo que era espinaca… y funciona. Popeye se las traga sin sentir el sabor, supongo, y vence las adversidades nuevamente. Entonces el viaje sigue y Olivia, ya sin acelgas, va cortando trozos de las plantas que había en un salón del barco y se las da, engañándolo nuevamente, varias veces, hasta que se acaban las plantas. A poco de llegar a la costa, lamentablemente, surge una última gran complicación, que requiere la fuerza de Popeye… entonces Olivia busca y no encuentra… hasta que en el camarote abre una maleta donde hay un gran fajo de billetes verdes, que eran parte del premio. Los mira y no se decide, hasta que entra Popeye y la ve con el fajo de billetes en la mano. Olivia incluso duda y lo esconde, pero Popeye toma los billetes y se los come… Eran verdes, claro, pero no tenían la apariencia de la espinaca como en las ocasiones anteriores… pero Popeye recibe sus efectos de igual forma… y vence… creo que era a un gran pulpo. Poco después llegan a la costa, pobres, pero sanos, y siguen su vida de antes.


III.

-¿Se entendió la historia?

-No muy bien, pero sí…

-¿Y qué te parece?

-¿Qué cosa? ¿Lo del efecto placebo?

-No es solo eso… recuerda que al final Popeye ve el dinero, no se confunde… de hecho le hace un gesto a Olivia, como lamentando tener que comérselo…

-Pues no dijiste eso…

-Ahora lo digo.

-Pues no sé, es raro…

-¿Raro, nada más?

-…

-Supongo entonces que lo he contado para nada…

-Al menos me sirvió para acordarme del vecino de la parálisis facial, ¿sabías que una vez…?

-No quiero escucharlo, gracias... No entiendes una mierda.

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