domingo, 18 de agosto de 2019

Menos vivo.


Él decía que estabas menos vivo cuando tenías los ojos cerrados.

Lo decía con un tono serio, casi científico… y hasta daba algún porcentaje para indicar la cantidad menos de vida que supuestamente tenías.

Carecía, por supuesto, de cualquier tipo de evidencia que respaldara su observación.

Yo se lo critiqué una vez y él se molestó, alegando que cuando algo era evidente, ese algo contenía, al mismo tiempo, su propia evidencia.

-Como un huevo -me dijo-. Lo que hay en su interior es su evidencia. Tú mismo has escrito sobre eso.

Eso no era exacto, pero entendí el punto, así que lo dejé pasar.

Lo que él explicaba, por otro lado, era fruto de una impresión bastante vaga.

Y lo que a mí me llamaba la atención, era la conclusión de todo aquello.

Según él, cuando una persona cerraba los ojos, y dejaba de ver, su expresión daba cuenta de una ausencia de vida.

-Mantiene sus funciones motoras -explicaba-, eso es evidente, pero la vida está ausente… y la persona es entonces similar a un auto cuyo motor está encendido, pero fijo, manteniéndose en un mismo lugar.

Si la persona soñaba, sin embargo, su teoría fallaba en parte, pues él consideraba que soñar era también ver, en menor medida, al igual que pensar, a lo que asignaba cierto porcentaje mínimo, en el cálculo de vida que tenía un ser.

-No tienes más vida que aquello que ves -concluía siempre-, desde ahí fluye verdaderamente la sangre que otorga vida.

Y claro, era justamente aquella conclusión la que llamaba mi atención.

No la forma en que la expresaba, sino la concepción de mundo que reflejaba esa sentencia.

La importancia que adquiría lo que estaba fuera de uno mismo, digamos.

Justo lo contrario de lo que hacía evidente al huevo, según la interpretación que él mismo le daba.

Por supuesto, eso me llevaba a tomar un poco más en serio sus palabras.

Más cercanas a la verdad, me refiero.

Como si el ver del que hablaba fuese también tocar, oír, oler, gustar y hasta sentir.

Y como si la vida que aquello nutría, fuese también, ciertamente, muchas otras cosas.

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