jueves, 6 de septiembre de 2018

Un asteroide con un farol.


Un asteroide con un farol.

Me conformo con eso.

Nada de viajes a Marte, a Júpiter o intentos por acercarse al sol.

Debiésemos enfocarnos en algo más sencillo.

Una carrera espacial limitada a encontrar un pequeño asteroide.

A una distancia moderada y que no presente grandes riesgos.

Luego instalar un farol.

Olvidémonos de estaciones espaciales o grandes y lejanas colonizaciones.

Un metro bajo la roca, calculo, para que no se salga.

Luego encenderlo y apagarlo.

Sé que no se puede sin atmósfera, pero acepto en ese caso un avance tecnológico.

Solo para la mantención del fuego, que se entienda.

No estoy proponiendo un encendido o apagado automático.

Por lo mismo, está claro que se necesita un operador.

Un farolero, digamos.

Atento a los cambios y que no abandone la consigna.

Yo me ofrezco, por supuesto.

He estudiado las condiciones, me he entrenado y creo que soy capaz.

Además duermo poquito, por si los días son muy cortos.

Un farol y un asteroide.

No me verán, pero pueden estar seguro que una luz pequeña se está encendiendo y apagando.

Estoy seguro que hay gente que necesita de estas cosas.

Saber que hay faroles, faroles y consignas que sí importan.

Pueden pensarlo mientras tanto.

Yo seguiré entrenando y estaré listo cuando me necesiten.

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