martes, 5 de septiembre de 2017

Instantánea.


Imagínalo si quieres como una pequeña variante del génesis. Dios creando, ya sabes. Creando a través de la palabra. Él dice y lo dicho es. Creación pura. Instantánea. Todo bien hasta que de pronto Dios estornuda. O hace un ruido raro. O tal vez tiene un lapsus. Tú elige algo, pero la idea es esa. Mantén la idea. Me refiero a que de pronto, sin premeditación, aparecen esas extrañas criaturas. O sea, Dios hace ese ruido y aparecen. Surgidas entonces por un descuido. Por una torpeza de Dios. Semillas caídas desde un bolsillo. Vegetación que brota entre el pavimento. Elige tú también la metáfora. Lo importante es que comprendas, nada más. Que sepas qué es lo que te voy a presentar. Y es que ayer atrapé a una de esas criaturas. Venía junto a otras seis, pero solo atrapé a esa. Está en esta lata. Creo que sentí que se partían unos huesos, cuando la atrapé. Huesos como de pájaro, en todo caso. No te asustes cuando chille, supongo que está nerviosa. Hasta parece que tiene voz. Ni yo mismo he querido mirarla pues a primera vista me pareció notar en ella una expresión humana. Rabia humana, si quieres. Como si supiera que es indeseada. Como si supiera eso y también un secreto. Y es que tiene rabia, sin duda, pero además está confiada. Sabe algo que desconocemos o eso transmite al menos. Si quieres ven a verla y obtén tú mismo una impresión. Tengo la impresión que no estará por mucho tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales