jueves, 7 de septiembre de 2017

Insistió en verme y nos vimos.


I.

Insistió en verme y nos vimos.

Luego hablamos.

Tal vez discutimos algo.

Ella tuvo la razón si es que lo hicimos.


II.

Debo haber sido injusto.

O no me expliqué cómo era debido.

O mis procedimientos fueron inadecuados para su forma de entender.

Por lo mismo, era comprensible que se marchase antes de tiempo.


III.

Tal vez insistí demasiado.

Puede incluso que le haya regalado un discurso inapropiado.

O quizá el lenguaje que usé no era digno de su estatus.

Su silencio es algo que, sin duda, merecimos.


IV.

No lo comprendí del todo, es cierto.

Pero nunca debí intentar interpretar.

Quemar las cosas pudo ser entonces una medida justificada.

Y esparcir la ceniza, un justo llamado de atención.


V.

En vez de quejas, pienso ahora, debí agradecer aquello.

Comprender la muerte y agradecer la enfermedad.

Entender también que su silencio era el camino más seguro.

Y es que dañarse por mirar la luz no es culpa de la luz.


VI.

Si ella es solo ella nunca lo supe realmente.

Fue mi culpa, en todo caso, no saberlo comprender.

Murió el mundo, en su entorno, pero fue tal vez culpa del mundo.

Uno es quien debiese de cuidar su propio corazón.

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