lunes, 11 de septiembre de 2017

Dientes.


I.

Desde mi punto de vista no es delito, pero todos lo nombran como tal. Me refiero a la historia de un dentista noruego a quien han encontrado varias habitaciones repletas de dientes extraídos y que se ha negado a dar explicaciones al respecto. Debido a lo anterior, leo que el dentista ha sido detenido hasta que logre aclarar el tema. Complementariamente a lo anterior, se informa en la noticia que se están investigando la procedencia de todos esos dientes. Obviamente –al menos hasta entonces-, los dientes resultaron ser de pacientes atendidos a lo largo de varios años.


II.

Buscando más información sobre el caso, doy con una serie de testimonios de pacientes a quienes les tenían sus dientes. Al parecer, estos pacientes lo habrían demandado por una especie de invasión de la privacidad, que es en definitiva de lo que se acusa a este dentista. Las penas no son muy altas pero al parecer, todo indica que se le retiraría la posibilidad de servir como dentista dentro del país francés. Así, mientras el abogado defensor del dentista habla de residuos –cuya propiedad no existe a partir que son extirpados del cuerpo de un paciente-, quienes lo acusan plantean que la violación a la privacidad se mantiene ya que esos “residuos” siguen dando cuenta de una individualidad a la que nadie ha renunciado ni puesto directamente en manos de otros.

Con esa observación me quedo hoy, dando vueltas, antes de dormir.

Asimismo, me comprometo a completar apenas la situación judicial se resuelva y agregar entonces un pequeño fragmento del Levítico, que arroja luces sobre la verdadera profundidad de este asunto.

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