-Supongamos que los hechos de tu vida son como
piezas de dominó –me dijo-. Pero no creas que esos hechos son todos momentos
concretos o situaciones específicas… es decir, yo les digo hechos porque no se
me ocurre otra palabra, pero más bien…
-Entiendo –lo interrumpí.
-De acuerdo –continuó-. Yo creo que lo que te pasó
a ti es que fuiste poniendo esos dominós en fila, y muy pegados unos de otros…
como en esos juegos donde cae uno y botas de paso todos los otros… hay una
película donde sale, no sé si te acuerdas, era de un hombre que cuando chico…
-Entiendo, no es necesario el ejemplo.
-Pues bien, te decía que esa es una forma de ver tu
problema… o el riesgo que corres más bien. Y es que cualquier movimiento puede
hacer que termines con todo derrumbado y sin oportunidad de reubicar. Un
auténtico derrumbe, digamos, estéticamente bello, no hay duda, pero total y sin
vuelta pues todos los actos quedan entonces deshechos… es como lo que le pasa
al personaje este de la novela de la que hablábamos el otro día y…
-La recuerdo –comenté-. Puedes seguir.
-El punto es que tú sabes que eso está mal, Vian… O
sea, no es por dármelas de sabio, pero la solución es fácil… Yo creo que la ves
y por eso hasta me da vergüenza decirla. De hecho, me siento un poco equivocado
de paso, con la situación… y yo no acostumbro sentirme así. Tú lo sabes, Vian, me
conoces de hace años y no creas que si te lo digo es por…
-No creo nada, no te preocupes. Puedes decir tu
solución.
-Es que es tan fácil, Vian… basta con ubicar los
hechos más lejos unos de otros. No en filas me refiero y evitando la
posibilidad de contacto ante una posible caída. Como los dominós que te decía
en un inicio, ¿recuerdas?, la fila de dominós que al caer uno luego todos…
-Ya. Recuerdo.
-Pues eso. Hay que separar los dominós, Vian. Los
hechos o los actos o como quiera que le llamemos a esas cosas. Sé que te cuesta
porque no estás acostumbrado a eso y porque siempre has defendido eso que une a
los hechos, ¿recuerdas que una vez hablaste de eso que unía a los hechos…?
-Recuerdo.
-Pues yo también lo recuerdo. El afecto, creo que
dijiste… aunque en la explicación yo creí que hablabas de amor, derechamente, el
amor que permite unir todos nuestros actos, vincularlos… creo que defendías
eso, supongo… ese contacto que debía existir entre ellos, la cercanía… pero
también el peligro por supuesto, de venirse abajo… pero de eso no hablaste,
según recuerdo…
-¿Y entonces?
-Entonces es simple, Vian… Olvídate de la cercanía
entre esos hechos, olvídate de los vínculos… Sepáralos y sobrevivirás… no se
trata de libros que van pegados unos a otros… hay espacio, Vian… sepáralos…
-¿De verdad crees que hay espacio?
-Claro… o sea… el espacio de uno mismo es pequeño,
lo admito… pero no hablo de tu espacio propio, ¿no entiendes? Para no
derrumbarte tienes que poner tus hechos fuera de ti mismo, desligarte de ellos…
¿quieres sobrevivir, no es así?
-…
-Pues aunque no respondas yo sé que sí… todos
queremos sobrevivir, Vian, no te avergüences de eso… Escucha: piensa que es
como fichas en una ruleta… no apuestes todo en la misma casilla… O sea, puedes
perder todo, pero no puedes ganar todo… Nunca se puede ganar todo, Vian… ¿por
qué arriesgar todo si no se puede ganar de forma absoluta? Hacerlo así es
estúpido… no es heroico, ni puro, ni nada… ¿Me entiendes? Vivir en ese borde es
terrible, Vian… desolador… y nadie puede resistirlo.
-Entiendo.
-No lo entiendes, Vian… O lo entiendes de una forma
tan precaria que no piensas dejar de hacerlo… eso se nota al mirarte… estás
anunciando el derrumbe… quizá creas que puedes, pero aunque pudieras es un acto
en vano… Nadie va a venir en tu ayuda, Vian… no hay como frenar los dominós
cuando comienzan a caer y cualquier cosa puede hacerlos venir abajo…
-…
-Te derrumbarás porque sí, Vian… -dijo finalmente-,
y todo lo que no quisiste para ti, terminará volteándose y transformándose en
un acto egoísta… créeme Vian… puede verse lo que va a pasar, y no es bueno…
-¿No es bueno?
-No, Vian. No es bueno -concluyó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario