sábado, 3 de marzo de 2018

Yo veo lo que veo.


No hay necesidad de más, me dijo.

Era cierto.

No se lo dije, pero era cierto.

La situación era evidente.

Pero claro, supongo que debo haber pensado mal.

Que tramaba algo, me refiero.

Que tenía un plan.

Quiere que yo ceda, pensaba.

Quiere pensar por mí.

Necesitar por mí.

Quiere tratarme como si yo no pudiese ver lo evidente.

¿Qué pasa?, dijo entonces, ¿no ves acaso que no hay necesidad de más?

Yo veo lo que veo, le dije entonces.

Lo recuerdo claramente porque me gustó esa frase.

Yo veo lo que veo.

La repetí varias veces supongo, hasta que ella pareció asustarse.

Yo veo lo que veo, repetí una vez más.

¿Qué significa eso?, debe haber preguntado ella entonces.

¿Qué significado tiene todo eso?

La verdad es que no lo recuerdo bien, pero ella solía actuar así.

Preguntar directamente cuando se asustaba y creía ser atacada.

En cambio, yo solía funcionar de otro modo.

Dentro mío, digamos.

Mostrando aplomo, me refiero, y hasta agresividad, sobre todo cuando no tengo razón.

Significa lo que significa, debo haber dicho.

Eso u otra frase similar, supongo.

Todo porque ella no puede decirme qué necesito, pensaba.

Porque lo que se necesita o no debe al menos ser cosa mía.

Ella quiere otra cosa, intuía. Quiere que yo ceda.

¿Prefieres que me vaya?, dijo ella entonces.

¿Es eso lo que quieres?

Tú debes saberlo, debo haber dicho entonces.

Hace un momento sabías qué necesito.

Y claro, puede que nos hayamos enfrascado en una discusión o puede que ella directamente se haya ido.

El resultado de todas formas era el mismo.

Yo veo lo que veo, me repetía, mientras la veía irse.

Yo veo lo que veo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales