sábado, 27 de junio de 2015

Un acuario.

“No puedo expresarlo,
pero seguramente tú y todo el mundo
tienen noción de que hay o debe de haber
una existencia de los demás
más allá de nosotros mismos”
E. B.

En la casa de un tío había un acuario.

Y en el acuario, me fijaba, nadaban cuatro peces.

Yo iba de pequeño a su casa y me quedaba en un sillón, junto al acuario.

Así, me pude dar cuenta que los peces, por lo general, tenían un mismo recorrido.

Un día, de hecho, dibujé el recorrido en  la portada de un periódico que estaba sobre una mesa.

Había dibujado el acuario y con unos lápices de colores diferencié, según recuerdo, los cuatro recorridos.

Sin embargo, como no sabía si se trataba de algo normal, no se lo comuniqué a nadie cuando lo descubrí.

Pasó un tiempo y entonces comenzamos a ir más seguido donde mi tío, pues su esposa estaba enferma.

Yo llevaba mis cuadernos y hacía tareas en el sillón, junto al acuario.

Un día que hacía una línea de tiempo comencé a pensar que quizá podía alterar el recorrido de los peces.

Así, introduje un lápiz en el acuario y revolví un poco.

Los peces se movieron distinto en un primer momento, pero luego retomaron su recorrido habitual.

Entonces, no sé bien por qué, me decidí a meter directamente una mano y tomar los peces y cambiarlos de posición.

Extrañamente no lograba atrapar ningún pez.

Es más, fue en ese momento que llegué a la extraña conclusión que esos peces, de cierta forma, no existían.

En eso estaba, recuerdo, cuando anunciaron la muerte de mi tía.

Mi madre dio un grito y me mandaron a buscar a unos vecinos, porque mi tío había reaccionado mal.

Minutos después, todos se metieron en la pieza y yo no sabía si terminar o no mi línea de tiempo.

Además los peces no existían, pensaba.

Y claro, quizá hasta las noticias que se anunciaban en el diario donde dibujé  los recorridos. tampoco hayan ocurrido, me dije.

Esa misma noche hicieron el velorio, en la misma casa de mi tío.

Movieron los muebles para entrar el ataúd y a un vecino se le cayó el acuario y se quebró en el piso.

Yo ayudé a secar luego que recogieron los vidrios.

Nadie hizo referencia a los peces.

Cuando volvimos a casa mi madre me tomó de la mano.

Todos estábamos en sitios distintos, sentía yo, mientras miraba nuestras manos.

Entonces, recuerdo, ella me preguntó si había entendido lo que había pasado en casa de mi tío.

Yo no sabía bien a qué se refería, pero le dije que sí.

Tal vez mi tío intente meter la mano en el ataúd igual que yo en el acuario, recuerdo que pensé, esa noche.

Recuerdo también que no fui al velorio, al otro día, porque tenía clases.

Además, debía presentar la línea de tiempo, pues era un trabajo con nota.

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