sábado, 13 de junio de 2015

Otto Wingarden y su universo freático.


“Hay también otro tipo de capa, confinada,
pero sin ningún contacto con el exterior y que
no se recarga desde épocas muy lejanas,
esta es la capa freática fósil.”


Si bien no las considero grandes teorías, me gusta el lenguaje a través del cual se desarrollan las ideas de Wingarden.

Me refiero principalmente al empleado en la serie de ensayos –miradas, las llama él-, que fueron publicados hace un par de años por la UNAM, bajo el título de “El Universo Freático”.

Y es que en dichos textos, Wingarden recoge el concepto de las capas freáticas (referidas a la acumulación de aguas subterráneas), para desarrollar una serie de observaciones sobre distintos aspectos de lo que podríamos llamar –siguiendo el comentario de la contratapa del libro-, “subsuelo de la cultura occidental”.

Así, partiendo desde una idea general de moral freática, los textos nos llevan a una serie de divisiones hasta derivar en una sección que Wingarden denomina “accidentes freáticos”.

Y claro, es en esta sección donde el autor liberará su lenguaje de cualquier atadura formal para dar pie a cierto tipo de observaciones que bordean el discurso poético:

“El amor y el arte son freáticos (…) Yo pinto, por ejemplo. Y yo amo. Pero pinto sobre un lienzo ya pintado (…) Así, tanto el verdadero amor como el verdadero arte son freáticos. Se decantan ahí. Subsisten (…) Existen en nosotros, de esa forma. Susana, Zulema, Hilda. Aquí se quedaron, freáticas. Junto a los lienzos que no pinté. Junto a las que amé sin siquiera conocer sus nombres (…) Sin siquiera saber que las amaba”.

 Wingarden juega así a liberar su lenguaje, y entre dos cursilerías y una verdad, termina hablando de una serie de acciones cotidianas donde se esconden también esas “aguas subterráneas”, que sirven de base a sus ideas.

Y claro, mientras leo el texto –que llegó apenas hoy a mi biblioteca luego de un extraño intercambio-, me alegro de haber confirmado esta faceta del escritor.

Freático también, según sus mismas palabras.

Orgullosamente freático.

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