domingo, 28 de junio de 2015

Cómo se poseen las cosas vivas.


Te regalan un perro. Uno pequeño. Un cachorro juguetón y simpático cuyo nombre no importa en este escrito. El perro es tuyo, por supuesto, pero la mayoría de la familia está viéndolo. Tú lo muestras orgullosa, porque es tuyo. De hecho, es la primera cosa viva que te pertenece. Tienes que aprovecharlo ahora que es cachorro. Es más fácil pensar que es tuyo cuando es pequeño. Más fácil sentirlo como pertenencia, me refiero. Entonces el perro comienza a correr en círculos. La típica carrera que hace gracia a todos y que consiste en perseguir su propia cola. Una tía lo graba en celular y a ti te molesta un poco, así que buscas bloquear el ángulo. Debe ser algún tipo de celos, piensas. Nunca antes te habías sentido celosa. Ya ves, eso pasa cuando crees que una cosa viva te pertenece. En tanto, el perro sigue dando vueltas y hasta se cae un poco. Se resbala porque está corriendo sobre la cerámica del patio y es muy lisa. Entonces tu padre se acerca y le acerca la cola al perro hasta su propio hocico. Lo ayuda a morderse la cola, digamos. Y claro, el perro pequeño se muerde la cola. Tu perro pequeño, perdón. Y muerde tan fuerte que le duele. Se nota que le duele. Así y todo la situación es chistosa y por lo mismo la repiten. Tres o cuatro veces la repiten. Lamentablemente es entonces cuando tú vas a hacer lo mismo y le acercas su cola al hocico del perro. Pero claro, el perro ya comprende que es su cola y no la muerde. Ahora quiere jugar a otra cosa. Tú insistes, sin embargo. Insistes, pero él ya sabe más o menos quién es él. Más que tú incluso que sigues insistiendo y no te das cuenta que así también te estás clavando tus propios dientes. De a poco los demás pierden interés en el perro. Tú insistes que esperen, que va a volver a morderse, que va a ser chistoso. Ellos te dicen que no importa, que no lo molestes tanto, que lo dejes correr. No entiendes bien eso de dejarlo correr. No entiendes bien qué es lo que pasa con las cosas vivas. Tú misma eres una cosa viva. Nunca se entiende bien qué pasa con esas cosas, pequeña.

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