martes, 23 de junio de 2015

Teoría de bigote parlante.


-Lo descubrí cuando era chico –me dijo-, mirando a un señor que vendía verduras y que tenía un gran bigote. El hombre pasaba en una camioneta y la estacionaba en la esquina y entonces varias vecinas salían a comprar… y claro, yo, como era chico… me ponía a un costado, en silencio, mientras miraba al señor hablar con las vecinas…

-Y te fijabas en el bigote.

-Claro… o sea, al principio solo observaba porque era un gran bigote y llamaba la atención… pero pronto me empecé a fijar en lo que sucedía cuando el hombre hablaba…

-¿Y qué sucedía…?

-Primero no me di cuenta… -continuó-, pero poco a poco me fui fijando que cuando hablaba, el vendedor no movía la boca…

-¿Cómo?

-Que el vendedor hablaba sin mover la boca… sin abrirla siquiera… pero claro, no se notaba bien, por el bigote…

-¿Y por dónde hablaba entonces?

-Es que ahí está el problema… la pregunta no es “por dónde hablaba”, sino ¿quién hablaba?

-¿Y quién hablaba, entonces?

-El bigote.

-¿Cómo…?

-El bigote -repitió-. Sé que suena absurdo y puede arecer algo estúpido, pero…

-Claro que es estúpido, debes haber mirado mal, simplemente y…

-No. Yo también pensé eso, pero con el tiempo, comencé a fijarme en otra gente con bigote… y bueno, si bien no ocurría siempre, encontré otras personas que tenían esta particularidad…

-¿Otras persona que hablaban por el bigote?

-Es que no es eso exactamente… -recalcó-. Me refiero a que tenían un bigote parlante… y ese bigote no solo hablaba, sino que los llevaba…

-¿A quiénes llevaba?

-Al cuerpo de los que tenían bigotes… -respondió-. Me refiero a que el bigote era realmente lo que dirigía a aquellos hombres…

-¿Cómo el ratón de Ratatouille…?

-¿Qué es eso…?

-No, no importa…

-Cómo sea… a lo que voy yo es que la teoría comenzó a ganar peso mientras más casos descubría… Nietzsche, Chaplin, Pancho Villa… Todos descubiertos tras analizar videos, o fotos…

-Eso es absurdo…

-Puedes pensarlo, pero yo no lo digo a la rápida, yo he estudiado el tema y…

-…

Siguió así la conversación un largo rato hasta que nos comenzó a dar sueño y además las pruebas me parecían todas apreciaciones absurdas.

Así, terminamos despidiéndonos, simplemente, sin legar a un acuerdo.

Algo me dice, sin embargo, que seré incapaz de poner a prueba sus observaciones fijándome en detalle cuando tenga a alguien así en mi camino.

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