viernes, 26 de junio de 2015

Realidad hay una sola.

"No puede haber más que una cosa
en un tiempo y un lugar. Einstein lo demostró.
La realidad es serenidad persistente,
soledad persistente"
H. M.


La frase quizá era un poco cliché, pero me gustó justamente por eso, porque parecía un slogan.

Salía en un libro de Murakami, dicha por un personaje a modo de advertencia:

“No se deje engañar por las apariencias, realidad hay una sola”

Debo haberla anotado por ahí hace un par de años y pensado un tanto en ella.

Y es que lo que me gustaba de esa frase era su asociación con el ámbito publicitario. Me refiero a que me intrigaba –si hubiese sido publicitario, claro-, a quién le podría interesar esta idea de promocionar la realidad. O a quién le hubiese interesado comprarla.

Así, la idea de la realidad como producto de consumo, me resultaba atractiva. Y fui yo el que se interesó en promocionarla.

Y es que ya fuese como un slogan de antipsicóticos, o como un tipo de lente para aquellos que ven de forma desenfocada… la frase me parecía llamativa y sentía que podía ser “actualizada” de distintas formas.

Guiado por lo anterior, imprimí un par de poleras con la frase y hasta compré un gorro con las palabras bordadas.

Lamentablemente el gorro se me perdió a los pocos días.

En tanto,  las poleras las hice en invierno y hacía mucho frío como para usarlas.

Para peor, luego engordé y no me las puse pues el mensaje se veía muy tirante.

Así, pasó el par de años y la frase se me olvidó, hasta que la vi nuevamente hace algunos días.

Estaba escrita en la mochila de una chica que iba caminando por delante en una calle muy concurrida, en el centro de Santiago.

Intenté en ese momento acercarme a ella, pero lo cierto es que la gran cantidad de gente me impidió hacerlo y hasta la perdí de vista.

Y claro, no pude volver a encontrarla.

Debido a la extraña coincidencia, y a la desaparición de la chica, debo admitir que he comenzado a dudar incluso, si fue o no fruto de mi imaginación aquella visión.

De hecho –y esto puede ser peor todavía-, he comenzado a dudar si la realidad a la que hace alusión aquella frase, es, finalmente, la misma realidad que yo percibo.

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