sábado, 20 de abril de 2024

¿Para qué sirve la gente?


I.

De los muertos solo se debe decir lo bueno.

La otra opción es obviarlos, y no decir absolutamente nada.

Esperar simplemente a que la putrefacción empiece y comenzar a olvidarlos de a poco.

Sus gestos, sus nombres.

La textura y el olor de su carne.


De las palabras no hablo, porque suelen olvidarse apenas pronunciadas.

Además, no acostumbran ser palabras propias.

Nada tuvieron que decir, después de todo, y nada dijeron, los muertos.

No soy quién para culparlos.



II.

De los muertos solo se debe decir lo bueno.

Con tono respetuoso, claro y firme, para que parezca cierto.

Recomiendo practicar, antes de hacerlo, ante el espejo.

Y recomiendo hacerlo, claro está, hablando de nosotros mismos.


Por otro lado, si escuchamos, debemos asentir con movimientos ligeros de cabeza.

Ojalá pensando en otra cosa, para que no nos sorprendan las palabras.

Sin embargo, no pensemos nunca para qué sirvió o para qué servimos.

Que el silencio lo cubra como paladas de tierra.



III.

De los muertos solo se debe decir lo bueno.

Después de todo, la verdad siempre suele resultar incómoda.

Pica en la garganta.

Da comezón en la piel.

Tal vez ya lo sepan, pero lo digo de igual forma:

A quien sostiene un plato en la cabeza, no le conviene mirar hacia arriba.

No soy quién para culparlos.

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