viernes, 5 de abril de 2024

Llegar con el vuelo.


Llegar con el vuelo. Como cuando andas en bicicleta y ya has dejado de pedalear. Probablemente también pase al conducir un auto, pero lo cierto es que no manejo. De hecho, hace varios años, solo uso bicicletas con piñón fijo. De esas en que no puedes, mientras esté en movimiento, dejar de pedalear. No sé explicar muy bien por qué solo uso de estas bicis, pero supongo que me gusta la sensación que producen. No el cansancio (que también), sino esa sensación que te hace sentirte responsable de cada metro que avanzas. Ninguno es gratis, digamos. No totalmente. Aunque vayas calle abajo.

Igualmente, el asunto acá (en este texto) es más bien doble. Me refiero a que no solo solo se trata de ir con vuelo sino también de la idea de llegar con él. Es decir, de cruzar la meta ya sin pedalear o tenderse en la cama con el impulso del día. Soñar por inercia digamos. Arrastrando lo que te dejó el día. O cocinar con sobras. Y es que a veces es lo único que queda, es cierto, pero si puedes elegir me parece que no está bien. Aunque yo misma a veces lo haga, lo cierto es que no está bien. Vuelvo a subirme, entonces, a la bicicleta con piñón fijo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales