lunes, 13 de noviembre de 2017

Las llaves ya no sirven.


I.

Las llaves ya no sirven porque ella cambió la chapa.

Y claro, además hay que agregar que él, esa noche, se encontraba borracho.

Por lo mismo, decir que se demoró una hora en entender que las llaves no servían, no es un tiempo tan malo.


II.

Yo miraba todo desde mi casa y en un principio quise grabar la situación.

Principalmente, porque pensé que las cosas se pondrían violentas, cuando él se diese cuenta.

Fallé en la predicción, pero igual la grabe a ella, asomándose por la ventana.


III.

Cuando se dio cuenta que ella cambió la chapa, él se quedó profundamente quieto.

Tenía la vista fija en sus llaves que habían pasado de golpe, a valer nada.

Entonces, de cierta forma, estoy seguro que él se sintió como una prolongación de sus propias llaves.


IV.

Pasaban los minutos y el hombre no se iba así que yo fui a prepararme un bocadillo.

Cuando volví, descubrí que el hombre no estaba y vi a la mujer hablando con una vecina.

Había salido al jardín y se veía nerviosa, mientras lloraba un poquito, al hablar.

La vecina que la acompañaba, en tanto, parecía alentarla diciéndole que había hecho lo correcto.

Y claro, como ya no había nada que ver, me di una ducha, y me acosté de inmediato.

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