miércoles, 22 de diciembre de 2010

Vian, fantasma de navidad, visita a Don Francisco.

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I.

-Don Francis, despierte...

-...

-Don Francis, soy yo, Vian, su fantasma de navidad...

-... qqq.... déjame dormir... zzz...

-Ya po, Don Francisco, que tengo poco tiempo, ya es más de medianoche y tengo que ir a terminar unas planificaciones para uno de los colegios en que trabajo...

-... zzzz...qqqq....

-¡Despierta cabezón culiao... que tengo que hacer después...!

-Qué... qué... ¿qué pasa acá...? ¿Quién es usted...? ¡Yeruba, me atacan...! ¡Mandolino...! ¡Cuatro...!

-No hay nadie, don Francisco, usted prefirió estar solo.

-¿Pero quién es usted? Déjeme prender la luz...

-No, no la prenda... me hacen vestir un atuendo ridículo... además sólo vengo a darle una última información...

-¿Mala?

-Mmm, sí, podría decirse que sí.

-¿Me cancelan el programa? ¿Después de 45 años y no podían decírmelo de una forma más respetuosa?

-No se trata de eso, Don Francisco...

-Dime Mario, hueón... no estamos en el programa.

-Yo veré como le digo, prepotente de mierda... además, como se percatará a continuación, usted no está en posición de exigirme nada...

-¡¿De qué me habla?! ¡Esto es propiedad privada! ¡Usted no tiene ningún derecho...!

-¡Yo viajo con el derecho de quien me envía!

-¡¿De qué me está hablando?!

-De mi misión. Me han enviado acá para decirle algo...

-Vos soy comunista hueón, te caché..., vos me tenís mala porque eres un resentido... un fracasado... y seguro que me vay a hablar de otro periodo, o de la hueá de las afp...

-¡Cállate viejo culiao...!

-¡O lo que querís es asaltarme...! Mira, yo no tengo plata por si acaso... todo lo que hablan sobre mi dinero es un mito, un...

-¡Estás muerto!

-¿Qué...?

-Que estás muerto.

-...

-Eso tenía que decirte.

-Eso es una estupidez. No puede ser cierto...

-Su programa también era una estupidez y casi llega a los 50 años. Eso no garantiza nada.

-Entonces demuéstrame que estoy muerto.

-Mejor demuéstreme que está vivo.

-¿Cómo?

-No lo sé, sólo demuestre que está vivo

-Mmm, no sé... no se me ocurre cómo hacerlo...

-Intente llamar por teléfono, o tocar el timbre para los empleados... ¿Lo ve? No puede usted sujetar las cosas...

-Pero no puede ser... yo estaba vivo...

-Esa es una condición fundamental para morir, don Francisco, haberlo estado...

-Pero uno debe morir por algo, esto no tiene razón...

-Uno debe vivir por algo, Mario, es al revés... y cuándo ya no tienes ese algo entonces te mueres... aunque a veces pueden pasar 40 o 45 años entre estas dos cosas.

-Pero yo soy útil... hago campañas... los entretengo... y hasta ayudo a que la gente recuerde que son buenos...

-De nuevo no, Mario, y discúlpame que te interrumpa, pero a lo que ayudas es a que olviden que son frívolos, falsos, insensibles...

-Pero entonces...

-Entonces estás muerto, Mario. Eso es todo. Estás muerto.


II.

-¿Puedo tomarme otra botella?

-Está bien, don Francis, tome las que quiera, pero le advierto que no podrá embriagarse.

-¿Por qué no? ¿Así es el infierno?

-No, así es esta cerveza de mierda sin alcohol que quedaba en el supermercado.

-¿Pero entonces usted...?

-Sí, yo no estoy muerto. A veces hago estos pitutos pa disculpar algunas faltas...

-¿Pagan bien?

-No. Una mierda.

-La mierda puede venderse como abono. Eso me lo enseñó mi padre.

-¿Ese que según usted logró llegar a Chile tras huir del campo de concentración de Majdanek?

-Ese mismo. Un héroe judío que luchó por su familia y nos sacó adelante en medio de la segunda guerra...

-Pero usted nació en Chile.

-Sí, mi padre huyó y yo nací acá... lo cuento todo en mi documental Testigo del silencio... podría venderle una copia...

-Pero usted nació en 1940...

-¿Y?

-Que el campo de prisioneros de Majdanek se construyó en 1941.

-Mmm, es posible...

-Es así. Me entregaron toda su información antes de venir a buscarlo.

-¿Toda?

-Toda.

-No le creo.

-Compruébelo, si quiere.

-Cánteme el Pachi-Pachi, o el Bailongo...

-No sea hueón, yo hablo de cosas serias.

-¿Como lo de los mensajes privados de Pinochet?

-Sí, o como lo del cambio de sexo de la Vivi.

-¡Chucha! De verdad lo sabe todo.

-Todo. Ya le dije. Y sé también que su ausencia será apenas recordada unas semanas.

-¡Eso no es cierto! Tengo una calle con mi nombre, hay un motel que tiene una pieza como mi primer estudio... ¡si salí hasta en Los Simpsons!

-¿Era Gorgory?

-No, salí poco, pero fui nombrado con respeto... Yo soy una persona buena, y quien lo envió debe estar consciente de esto.

-Aquel que me envió sabe que usted es una mierda, don Francis.

-¿Entonces por qué no hay fuego ni dolor y todo parece tan normal?

-Porque la eternidad es su espíritu. Y en su caso es un vacío.

-Eso no es cierto.

-Lo es. Usted no es nada, don Francis. Y no gastaré palabras para explicar que se victimiza y que su gran estrategia ha sido mantenerse vigente gracias a fingir ser bueno...

-Fingir y ser... da lo mismo, al final producen los mismos resultados... además Dios hace lo mismo...

-¿Dios? ¿Quién es ese?

-¿Cómo? ¿No te envió él?

-Mmm, no puedo dar informaciones sobre aquel que me envió...

-¿Es el chacal?

-No insista, ya le dije que no iba a dar más informaciones sobre eso.

-Porque fue el chacal, ¿cierto? Si una vez hasta intentó sodomizarme en el camarín 5...

-¡No me interesan sus historias, Mario!

-¡Es que no sé quien puede querer atormentarme de esta forma...!

-Pero si yo no le he hecho nada aún, don Francisco...

-¿Aún? ¿Quiere decir que me vas a hacer algo...?

-Yo sólo tengo que mostrarle su pasado, Mario. Y lo que pasará sin usted, en el futuro.

-Yo no quiero ver nada. Guárdese sus historias. O resúmalas, como en las reuniones de pauta...

-Yo no tengo la obligación de seguir sus indicaciones, Mario.

-Puedo pagarle... usted me dijo que estaba vivo...

-No me interesa la plata, don Francis...

-Jajaja... no me venga con eso... la gente quiere dinero... lavadoras, refrigeradores, y autos nuevecitos, por supuesto...

-Pues yo no quiero eso. Por algo estoy aquí.

-¿No le pagan por esto, acaso?

-Nada.

-¿Y por qué lo hace?

-Quizá podría responderle, pero entonces el fantasma de navidad sería usted... y yo comenzaría de a poco a recordar mi vida y el proceso sería al revés...

-¿Pero yo seguiría muerto?

-Sí, supongo que en eso no hay vuelta.

-¿Y si le ofrezco algo... digamos, todo lo que está en el maletín de esa esquina, o lo que está tras la puerta de la izquierda, o lo que tengo en mis bolsillos, para que usted interceda por mí...?

-No me interesa: en el maletín hay dos paquetes de galletas, tras la puerta de la izquierda está el baño, y el bolsillo de su pijama está roto así que no quiero ni pensar qué existe al otro lado... Y además, de todas formas, el que usted siga muerto es algo que no alcanzo a comprender.

-¿No comprendes la muerte, entonces?

-No, ni la vida tampoco, don Francis, si le soy sincero.

-O sea que a ti también te tocará algún día una visita como esta.

-Sí, y supongo que luego vendrá el recordar mi pasado y ver qué significado adquiere mi ausencia entre los otros.

-¡Pero si los otros son público, por la mierda! ¡Mi significado no puede depender de ellos! ¡Ellos son masa...! ¡Perraje!

-Pero los perros no tienen infierno, don Francis.

-No entiendo.

-No importa... ¿Quiere mejor ver las imágenes sobre su pasado y su futuro?

-¿Tengo opción?

-No. La verdad es que no.

-Entonces veámoslas.


III.

Don Francisco pudo ver entonces las incontables horas de su programa. Sus viajes. Sus hijos. El dinero mismo que se iba acumulando... sus miserias...
.
-¡¿De qué mierda estás hablando, Vian?! ¡Cuentas la historia como se te da la gana!

-Se equivoca, don Francis, omito cosas incluso por dejarlo mejor, y usted ni lo agradece...

-Pero mis miserias... ¡de qué miserias me hablas!

-De esas que somos incapaces de ver, de sentir, de esas que se nos acumulan cuando uno mismo se hizo insensible, y nada afecta...

-Eso no se llama miseria...

-A ver: ¿quién es el profe de lenguaje?

-Tú, pero...

-Pero nada, cabezón de mierda. Así de simple.

Entonces don Francis se calla. Como si estuviésemos en comerciales. Sigue viendo las grabaciones y bosteza de vez en cuando, pero al menos logré cumplir con mi cometido.

De hecho, pienso que quizá esta visita puede llegar a serle útil, aunque no sé ciertamente para qué.

Además, en pocos minutos más comenzará a ver las imágenes de su ausencia. Y se herirá su orgullo, pero seguirá sin autorizar a sus sensaciones salir fuera.

-Estoy seguro que no es miseria la palabra -insiste entonces don Francis-. Tiene que haber otra palabra más exacta...

-La palabra es miseria, Mario, no huevee... Miseria, ¡aunque no le guste...!

8 comentarios:

  1. Es chistosa a ratos...

    Creo que yo tampoco entiendo la vida.

    ( usted olvidó poner una "t")

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  2. http://www.youtube.com/watch?v=y6Z3YrtTOno&feature=related

    ovacionado por el hallazgo de una tarjeta
    con mujeres vestidas iguales, que se mueven igual, se paran y le aplauden.

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  3. Buenisima tu caricatura de Mario..
    Muy exacta y cómica!

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  4. Esta es la última vez que te burlas de mis heroes!

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  5. me encantó esta hueá... ¿el final es con voz en off, supongo...?

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  6. que bueeeena entrada Vian, llegué acá buscando lo de fenelón gajardo (y un poco escapando de la escritura obligada)... esto está buenísimo!!

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  7. Gracias. Lo de Fenelón está perdido. Quizá escriba algo de eso... Saludos.

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