I.
-Don Francis, despierte...
-...
-Don Francis, soy yo, Vian, su fantasma de navidad...
-... qqq.... déjame dormir... zzz...
-Ya po, Don Francisco, que tengo poco tiempo, ya es más de medianoche y tengo que ir a terminar unas planificaciones para uno de los colegios en que trabajo...
-... zzzz...qqqq....
-¡Despierta cabezón culiao... que tengo que hacer después...!
-Qué... qué... ¿qué pasa acá...? ¿Quién es usted...? ¡Yeruba, me atacan...! ¡Mandolino...! ¡Cuatro...!
-No hay nadie, don Francisco, usted prefirió estar solo.
-¿Pero quién es usted? Déjeme prender la luz...
-No, no la prenda... me hacen vestir un atuendo ridículo... además sólo vengo a darle una última información...
-¿Mala?
-Mmm, sí, podría decirse que sí.
-¿Me cancelan el programa? ¿Después de 45 años y no podían decírmelo de una forma más respetuosa?
-No se trata de eso, Don Francisco...
-Dime Mario, hueón... no estamos en el programa.
-Yo veré como le digo, prepotente de mierda... además, como se percatará a continuación, usted no está en posición de exigirme nada...
-¡¿De qué me habla?! ¡Esto es propiedad privada! ¡Usted no tiene ningún derecho...!
-¡Yo viajo con el derecho de quien me envía!
-¡¿De qué me está hablando?!
-De mi misión. Me han enviado acá para decirle algo...
-Vos soy comunista hueón, te caché..., vos me tenís mala porque eres un resentido... un fracasado... y seguro que me vay a hablar de otro periodo, o de la hueá de las afp...
-¡Cállate viejo culiao...!
-¡O lo que querís es asaltarme...! Mira, yo no tengo plata por si acaso... todo lo que hablan sobre mi dinero es un mito, un...
-¡Estás muerto!
-¿Qué...?
-Que estás muerto.
-...
-Eso tenía que decirte.
-Eso es una estupidez. No puede ser cierto...
-Su programa también era una estupidez y casi llega a los 50 años. Eso no garantiza nada.
-Entonces demuéstrame que estoy muerto.
-Mejor demuéstreme que está vivo.
-¿Cómo?
-No lo sé, sólo demuestre que está vivo
-Mmm, no sé... no se me ocurre cómo hacerlo...
-Intente llamar por teléfono, o tocar el timbre para los empleados... ¿Lo ve? No puede usted sujetar las cosas...
-Pero no puede ser... yo estaba vivo...
-Esa es una condición fundamental para morir, don Francisco, haberlo estado...
-Pero uno debe morir por algo, esto no tiene razón...
-Uno debe vivir por algo, Mario, es al revés... y cuándo ya no tienes ese algo entonces te mueres... aunque a veces pueden pasar 40 o 45 años entre estas dos cosas.
-Pero yo soy útil... hago campañas... los entretengo... y hasta ayudo a que la gente recuerde que son buenos...
-De nuevo no, Mario, y discúlpame que te interrumpa, pero a lo que ayudas es a que olviden que son frívolos, falsos, insensibles...
-Pero entonces...
-Entonces estás muerto, Mario. Eso es todo. Estás muerto.
II.
-¿Puedo tomarme otra botella?
-Está bien, don Francis, tome las que quiera, pero le advierto que no podrá embriagarse.
-¿Por qué no? ¿Así es el infierno?
-No, así es esta cerveza de mierda sin alcohol que quedaba en el supermercado.
-¿Pero entonces usted...?
-Sí, yo no estoy muerto. A veces hago estos pitutos pa disculpar algunas faltas...
-¿Pagan bien?
-No. Una mierda.
-La mierda puede venderse como abono. Eso me lo enseñó mi padre.
-¿Ese que según usted logró llegar a Chile tras huir del campo de concentración de Majdanek?
-Ese mismo. Un héroe judío que luchó por su familia y nos sacó adelante en medio de la segunda guerra...
-Pero usted nació en Chile.
-Sí, mi padre huyó y yo nací acá... lo cuento todo en mi documental Testigo del silencio... podría venderle una copia...
-Pero usted nació en 1940...
-¿Y?
-Que el campo de prisioneros de Majdanek se construyó en 1941.
-Mmm, es posible...
-Es así. Me entregaron toda su información antes de venir a buscarlo.
-¿Toda?
-Toda.
-No le creo.
-Compruébelo, si quiere.
-Cánteme el Pachi-Pachi, o el Bailongo...
-No sea hueón, yo hablo de cosas serias.
-¿Como lo de los mensajes privados de Pinochet?
-Sí, o como lo del cambio de sexo de la Vivi.
-¡Chucha! De verdad lo sabe todo.
-Todo. Ya le dije. Y sé también que su ausencia será apenas recordada unas semanas.
-¡Eso no es cierto! Tengo una calle con mi nombre, hay un motel que tiene una pieza como mi primer estudio... ¡si salí hasta en Los Simpsons!
-¿Era Gorgory?
-No, salí poco, pero fui nombrado con respeto... Yo soy una persona buena, y quien lo envió debe estar consciente de esto.
-Aquel que me envió sabe que usted es una mierda, don Francis.
-¿Entonces por qué no hay fuego ni dolor y todo parece tan normal?
-Porque la eternidad es su espíritu. Y en su caso es un vacío.
-Eso no es cierto.
-Lo es. Usted no es nada, don Francis. Y no gastaré palabras para explicar que se victimiza y que su gran estrategia ha sido mantenerse vigente gracias a fingir ser bueno...
-Fingir y ser... da lo mismo, al final producen los mismos resultados... además Dios hace lo mismo...
-¿Dios? ¿Quién es ese?
-¿Cómo? ¿No te envió él?
-Mmm, no puedo dar informaciones sobre aquel que me envió...
-¿Es el chacal?
-No insista, ya le dije que no iba a dar más informaciones sobre eso.
-Porque fue el chacal, ¿cierto? Si una vez hasta intentó sodomizarme en el camarín 5...
-¡No me interesan sus historias, Mario!
-¡Es que no sé quien puede querer atormentarme de esta forma...!
-Pero si yo no le he hecho nada aún, don Francisco...
-¿Aún? ¿Quiere decir que me vas a hacer algo...?
-Yo sólo tengo que mostrarle su pasado, Mario. Y lo que pasará sin usted, en el futuro.
-Yo no quiero ver nada. Guárdese sus historias. O resúmalas, como en las reuniones de pauta...
-Yo no tengo la obligación de seguir sus indicaciones, Mario.
-Puedo pagarle... usted me dijo que estaba vivo...
-No me interesa la plata, don Francis...
-Jajaja... no me venga con eso... la gente quiere dinero... lavadoras, refrigeradores, y autos nuevecitos, por supuesto...
-Pues yo no quiero eso. Por algo estoy aquí.
-¿No le pagan por esto, acaso?
-Nada.
-¿Y por qué lo hace?
-Quizá podría responderle, pero entonces el fantasma de navidad sería usted... y yo comenzaría de a poco a recordar mi vida y el proceso sería al revés...
-¿Pero yo seguiría muerto?
-Sí, supongo que en eso no hay vuelta.
-¿Y si le ofrezco algo... digamos, todo lo que está en el maletín de esa esquina, o lo que está tras la puerta de la izquierda, o lo que tengo en mis bolsillos, para que usted interceda por mí...?
-No me interesa: en el maletín hay dos paquetes de galletas, tras la puerta de la izquierda está el baño, y el bolsillo de su pijama está roto así que no quiero ni pensar qué existe al otro lado... Y además, de todas formas, el que usted siga muerto es algo que no alcanzo a comprender.
-¿No comprendes la muerte, entonces?
-No, ni la vida tampoco, don Francis, si le soy sincero.
-O sea que a ti también te tocará algún día una visita como esta.
-Sí, y supongo que luego vendrá el recordar mi pasado y ver qué significado adquiere mi ausencia entre los otros.
-¡Pero si los otros son público, por la mierda! ¡Mi significado no puede depender de ellos! ¡Ellos son masa...! ¡Perraje!
-Pero los perros no tienen infierno, don Francis.
-No entiendo.
-No importa... ¿Quiere mejor ver las imágenes sobre su pasado y su futuro?
-¿Tengo opción?
-No. La verdad es que no.
-Entonces veámoslas.
III.
Don Francisco pudo ver entonces las incontables horas de su programa. Sus viajes. Sus hijos. El dinero mismo que se iba acumulando... sus miserias...
.
-¡¿De qué mierda estás hablando, Vian?! ¡Cuentas la historia como se te da la gana!
-Se equivoca, don Francis, omito cosas incluso por dejarlo mejor, y usted ni lo agradece...
-Pero mis miserias... ¡de qué miserias me hablas!
-De esas que somos incapaces de ver, de sentir, de esas que se nos acumulan cuando uno mismo se hizo insensible, y nada afecta...
-Eso no se llama miseria...
-A ver: ¿quién es el profe de lenguaje?
-Tú, pero...
-Pero nada, cabezón de mierda. Así de simple.
Entonces don Francis se calla. Como si estuviésemos en comerciales. Sigue viendo las grabaciones y bosteza de vez en cuando, pero al menos logré cumplir con mi cometido.
De hecho, pienso que quizá esta visita puede llegar a serle útil, aunque no sé ciertamente para qué.
Además, en pocos minutos más comenzará a ver las imágenes de su ausencia. Y se herirá su orgullo, pero seguirá sin autorizar a sus sensaciones salir fuera.
-Estoy seguro que no es miseria la palabra -insiste entonces don Francis-. Tiene que haber otra palabra más exacta...
-La palabra es miseria, Mario, no huevee... Miseria, ¡aunque no le guste...!
Es chistosa a ratos...
ResponderEliminarCreo que yo tampoco entiendo la vida.
( usted olvidó poner una "t")
http://www.youtube.com/watch?v=y6Z3YrtTOno&feature=related
ResponderEliminarovacionado por el hallazgo de una tarjeta
con mujeres vestidas iguales, que se mueven igual, se paran y le aplauden.
Buenisima tu caricatura de Mario..
ResponderEliminarMuy exacta y cómica!
Gracias
ResponderEliminarEsta es la última vez que te burlas de mis heroes!
ResponderEliminarme encantó esta hueá... ¿el final es con voz en off, supongo...?
ResponderEliminarque bueeeena entrada Vian, llegué acá buscando lo de fenelón gajardo (y un poco escapando de la escritura obligada)... esto está buenísimo!!
ResponderEliminarGracias. Lo de Fenelón está perdido. Quizá escriba algo de eso... Saludos.
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