sábado, 10 de febrero de 2018

De qué cosas (no) está hablando.


Deja de hablar a las seis y vuelve a hablar a las nueve.

Siempre se ha negado a decirnos el porqué y al final nos hemos acostumbrado.

No importa la situación, ella simplemente sigue con sus quehaceres, pero en silencio.

De pequeños la pellizcamos una vez y resultó que sí gritaba, por lo que el asunto, al parecer, solo contempla el no uso de palabras.

También hubo una oportunidad en que atrasamos los relojes y conseguimos que partiera una hora después, aunque se dio cuenta del engaño al poco rato.

Por otro lado, como es una acción voluntaria no ha sido necesario que vaya al doctor, aunque al principio, en casa, a todos nos asustaba.

Tal vez por esto, ella insiste en que no nos preocupemos, que solo es un descanso.

Pocas veces hemos hablado el tema más allá de aquello, pero de todas formas hemos conseguido algunas pocas palabras al respecto.

Por ejemplo, en una oportunidad ella confesó que es un poco más feliz cuando no habla.

Dice que le hace bien.

Que le da un valor distinto a las cosas.

Es extraño, sin embargo, todo aquello.

Y es que nosotros no sabemos, finalmente, de qué cosas está hablando.

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