domingo, 26 de febrero de 2017

Irene ve un musical.


Antes de dormir, cuando se siente algo extraña, Irene ve un musical.

Por lo general lo hace desde su computador, pues la tele que tenía en la pieza la llevó a otra habitación, hace ya varios meses.

Yo mismo le ayudé a armar su colección, descargando algunas cosas que encontraba por ahí y buscando en tiendas aquellos musicales más viejos.

Esto, ya que Irene no gusta de los musicales más nuevos –hablo aquí de las últimas décadas, por cierto-, sino que prefiere aquellos clásicos, incluso más si son en blanco y negro o tienen la imagen medio gastada.

Y claro, como también gusto de aquellas películas de vez en cuando vemos alguna juntos, preparando además algo para comer o compartiendo unas cervezas heladas hasta su punto más frío.

Nunca le he preguntado sus problemas y ella no los cuenta ni entrega pista alguna.

Tampoco yo le cuento los míos.

A veces intento adivinar cómo se siente por el musical que elige.

Aunque no sé, sinceramente, si sirva de algo saber aquello.

Además, la rutina suele ser siempre la misma.

Elige ella o elijo yo.

Ella ve la película desde la cama y yo desde unos cojines que pongo en el piso.

A veces para el final –sobre todo si el musical es algo triste-, ella ya está dormida.

Entonces apago yo mismo el computador, ordeno un poco las cosas y regreso a casa.

Tal vez esa sea para mí, pienso ahora, la forma más fácil de ayudarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales