sábado, 4 de febrero de 2017

Algo así.


Algo así como una fuga de gas. Pero no eso. No la fuga de gas, me refiero. Y es que en el fondo es un poco más violento. Algo así como martillazos, tal vez. Alguien que rompe el mundo a martillazos. Aunque claro… no se puede romper todo a martillazos. Entonces algo así como una bomba nuclear... O como una oleada de bombas nucleares... O hasta como una bomba H... Y después algo así como una legión arrancando la maleza. Los restos. Una legión gigante por supuesto. Y una maleza también gigante e indistinta. Luego, algo así como un páramo. Un páramo y dos o tres viejos enjutos arrancando las semillas. Dos o tres viejos desdentados arrancando las semillas. Algo así como la verdad, digamos, pero lo cierto es que mentimos. Lo cierto es que nos mentimos. Y eso, claro, también es como una fuga de gas. O como romper el mundo a martillazos. O como una bomba nuclear, o como varias. Y es hasta como arrasar con los restos y arrastrar las semillas. Esto es, más o menos, decía, pero lo cierto es que mentimos. Y mentimos acerca de las propias mentiras y eso sí en el fondo es más violento. Y la verdad que sobrevive a la fuga de gas… Y que vive entre los restos de los martillazos... Y que se refugia de las bombas y que se escabulle de la legión y se disfraza de tierra árida. Esa verdad, decía, pareciese a simple vista que no vale la pena. Bienaventurados sean, entonces, los que ven más allá de esa vista simple. Bienaventurados los que se agazapan para atacar a los viejos. Los que protegen esa semilla y no se olvidan que es semilla. Algo así, entonces, como una esperanza.

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