I.
No entiendo.
Primero construyes la muralla.
Luego en ella colocas la ventana.
Finalmente instalas la cortina.
No entiendo.
Las cerraduras y las llaves.
Una nueva cerradura.
Un pequeño lente para observar al otro lado de la puerta.
De verdad no entiendo.
Cables que llevan energía.
Cañerías por las que viaja el agua.
Más cañerías y un flexible para el gas.
¿De qué se trata todo esto?
Plantas en macetas pequeñas.
Una alfombra con triángulos y círculos.
Un reloj que marca media noche.
¿Se entiende…?
Pues bien, ahora debes comenzar el plan.
II.
El fuego.
Todo comienza por el fuego.
No hubo verbo, sin no fuego.
De las cenizas encendidas nace el mundo.
No puedes, por tanto, cuestionar ahora.
Los fósforos están donde deben estar.
III.
Observas atento la muralla.
Ves sus cimientos y calculas.
La idea de poner un muro en una esfera que no está sujeta en ningún
sitio.
La mala idea, digamos.
Observas también la ventana y la cortina.
Divagas un poco.
Desde fuera la muralla también crea un sitio cerrado.
Nadie quiere ejecutar el plan.
Igual que nadie quiere escribir este texto.
Yo lo hago mal por si alguien lo corrige.
Y es que de verdad no entiendo.
Nadie quiere comenzar a despedirse.
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