sábado, 17 de septiembre de 2016

Los esclavos.


¿Los ves?

Ahí están los esclavos.

Todos juntos, si te fijas.

Duermen desnudos en la noche porque les gusta el frío.

Nunca se les ve el rostro.

Nunca se sabe qué quieren.

Esos son los esclavos.

¿Los ves?

Dicen que cada noche son más.

No tienen nombres.

No tienen deseo alguno.

Por lo mismo, su odio es finalmente inofensivo.

Y es que tienen odio, a fin de cuentas.

De hecho, dicen que eso los reúne.

Que el odio les da forma.

Pero nada más.

¿Los ves?

Están ahí.

Esos son los esclavos.

Agazapados.

Ya no se sabe a quién sirven.

No se conocen siquiera sus labores.

Son reconocibles apenas, pero ahí están.

Algunos les temen.

Otros dicen que ellos nos temen.

Incluso, hay quienes nos acusan de no saberlos gobernar.

¿Los ves?

Sal a cerrar las puertas y fíjate dónde están.

No es que se muevan mucho, pero nunca se sabe.

Y es que algún día, tal vez, algo tendrá que pasar.

No es que haya indicios, en todo caso.

Pero son esclavos.

No se distinguen sus rostros.

Duermen todos juntos, pero no se les oye roncar.

Ahí están.

Esta noche parecen más.

¿Ahora sí los ves?

Esos son los esclavos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales