lunes, 19 de septiembre de 2016

En segunda base.


I.

Soñé que jugaba béisbol y que era el hueón que estaba en segunda base.

De hecho, el recuerdo viene así, sin historia previa, simplemente estaba en medio de un partido y aparecía en segunda base, mientras un compañero de mi equipo se alistaba a batear.

Jugábamos en un estadio inmenso, lleno de gente y nuestra camiseta era roja con blanco.

No había nadie en primera ni en tercera base.

Ese era el inicio de mi sueño.


II.

El sueño continuó, pero yo seguía donde mismo.

Esto es lo que ocurría:

El lanzador tiraba y el bateador fallaba o era foul o se consideraba un mal lanzamiento.

Yo me quedaba fijo en la segunda base.

Entonces, de a poco, comencé a fijarme en unos gestos que me hacían unos jugadores.

Creo que querían que robara la tercera base.

Y claro, yo era un poco cobarde y no me atrevía a hacerlo.

La situación siguió así hasta el segundo out.

Luego intenté avanzar un poco.

Entonces corrí lo más fuerte que pude, justo después del segundo strike.


III.

La distancia entre las bases era más larga de lo que había creído.

De todas formas, había sorprendido al equipo contrario, así que estaba a punto de conseguir el robo.

Entonces me lancé arrastrándome para tocar la base, igual como había visto alguna vez en tv.

Poco después llegó la pelota, pero ya lo había conseguido.

Me levanté para sacudirme la tierra y entonces me percaté.

Había llegado nuevamente a segunda base.


IV.

No sé cuántas veces me pasó lo mismo.

Lo de correr desde la segunda base, esforzarme al máximo y llegar nuevamente al mismo sitio.

Por un momento pensé que el bateador y los otros, a modo de broma, se cambiaban junto conmigo, pero luego desistí de esa opción.

La situación, entonces, se volvió tan extraña como desesperante.

Tal vez habría podido dejar de correr o buscar caminar lento, para provocar un out, pero comencé a obsesionarme con llegar a tercera base.

Y claro, seguí así hasta que desperté de golpe, muy sudado y con algo de fiebre.

Al menos salí de segunda base, pensaba.

No era una mala sensación.


V.

Quedé pensando entonces en lo que me ocurrió en el sueño.

No solo al correr, sino al hecho de estar en segunda base.

Me refiero a que no perjudicaba a un corredor anterior ni ganaba de inmediato un punto si avanzaba a la base siguiente.

Una posición no muy trascendente, digamos.

Pero claro… ya les decía que no era una mala sensación.

Entonces me dije que tal vez había despertado, justamente, en tercera base.

Y esa era razón suficiente para alegrarme.


VI.

No tengo final para esta historia.

Supongo que en cuanto a sensaciones se parece a muchas, aunque lo cierto es que no suelo moverme más que por primera, segunda y tercera base.

Tal vez sin darme cuenta un día de estos llegue a anotar, pero también puede ocurrir que aquello no llegue nunca.

Estoy alegre, sin embargo, pese a mis conclusiones.

Alegre y con fiebre.

Entonces me digo que tal vez en el correr y en el cansancio esté de cierta forma esa alegría.

Y tal vez esté en la fiebre, finalmente, mi verdadera temperatura.

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