“Del pueblo para acá es de ustedes”
J. R.
I.
Ella me dijo que solo el 60% de lo que decía era
verdad.
Entonces yo saqué la cuenta y calculé que su verdad
–su verdadera verdad, digamos-,
llegaba apenas al 36%.
Y claro… traté de llenar mi cabeza con números, que
no saben mentir.
Eso fue lo que hice.
De hecho hoy, si me preguntan, diría que fue una
buena elección.
II.
Las letras están sucias.
Las palabras están sucias.
A veces no sabemos, sin embargo, distinguir la
suciedad.
Pueden discutirlo, si quieren, pero lo anterior son
hechos.
Hechos que en el fondo, no resultan ser tan malos.
Y es que si logramos ver la suciedad, es muy
probable que algo duela.
Ese algo, si quieren, pueden llamarlo corazón.
III.
Por años, día a día, he creído que podían limpiarse
esas palabras.
Siendo honesto.
Constante.
E intentando abrir
el corazón.
Nada más cursi y, tal vez, más equivocado.
Sobre todo porque era amargo y no pude, finalmente,
abrir siempre el corazón.
IV.
Todos mienten.
A sí mismos, incluso, todos mienten.
Yo también, por ejemplo, cuando siento que no puedo
más.
Y hasta los pedazos se rompen, pero puedes más.
Todos mienten, ahora, menos yo.
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