martes, 29 de septiembre de 2015

Béisbol, un par de veces.

“¿Quién necesita el mundo?
A mí dame solo béisbol”
Dominic Molise


I.

Jugué béisbol un par de veces.

Probaron ponerme de lanzador.

También intenté batear algunas bolas.

Nadie recuerda, sin embargo, esos intentos.

Ni siquiera tengo una historia que contar.

Tampoco ganas de exagerar.

Fui una mierda en el béisbol, simplemente.

De hecho, nunca volvieron a invitarme.

No los culpo.


II.

De esos intentos, sin embargo,
quedé con un guante y un bate, de recuerdo.

Están en una pieza junto a varias cosas olvidadas.

Jugué con mi hijo un par de veces
yo rompí una pared,
él un macetero
y extraviamos tres pelotas.

Pude averiguar, por lo menos,
que él heredó mis genes.

Es decir, si tenía alguna duda,
su falta de pericia,
la disolvió.

Por otro lado,
resultó que nos reímos más
con el fracaso.

Y es que los ganadores,
pienso a veces,
deben ser, sin duda,
unos amargados de mierda.


III.

Me hubiese gustado hacer un home run
antes de retirarme del béisbol.

Uno  no más,
para saber qué se siente.

Y es que ya sé que se siente amar, sufrir,
ganar y perder la fe
o hasta tener un hijo…
pero no tengo idea qué se sentirá
al lanzar un home run.

Decirle que no a la pelota, como dicen,
lanzar aquella bola fuera
hasta que se pierda de vista, en la distancia.

¡Quién sabe qué más golpeará uno
al darle a esa pelota…!

Ahora mismo, decía,
hacer un home run.

Pero claro,
a diferencia de Molise,
yo soy de los que necesitan al mundo.

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