lunes, 3 de agosto de 2015

Un buen trabajo.


-¿Y viene usted a decirme que…?

-¿Yo…? ¿A usted…?

-No se haga el hueón, por favor, conozco perfectamente las intenciones de su visita…

-¿Mi visita?

-Exacto. Su visita. Hace tiempo que la esperaba…

-¿Hace tiempo?

-Bastante tiempo… Y es que puede usted hacerse el huevón todo lo que quiera, pero yo hace semanas que vengo captando su descontento, su desgano… y sobre todo, sus ganas de transmitirlo… eso no es sano, sabe…

-¿Dice usted que quiero transmitir mi descontento?

-Exacto.

-¿Cuál descontento?

-El descontento mayor –me dijo-. El único que vale la pena llamar de esa forma… Lo he visto, sabe… En el partido de la empresa, por ejemplo, todo el equipo jugando y usted ni siquiera con el implemento deportivo a un borde de la cancha… resulta vergonzoso….

-Era el director técnico, señor.

-Ese no es el punto... Acá lo que importa es que yo no puedo permitir que usted pervierta a mi grupo de trabajo, y por eso voy a tener que tomar decisiones trágicas…

- ¿Va a renunciar?

-No.

-¿Y entonces?

-Entonces voy a despedirlo… antes que pueda usted, como le decía anteriormente, pervertir al resto…

-¿No quiere pensarlo mejor?

-No. La decisión ya está tomada. Y déjeme decirle que creo que es lo mejor para usted, si es que sabe cómo redirigir estos acontecimientos en su vida…

-De acuerdo… supongo que lo agradezco… pero, ¿me mandó llamar solo para eso?

-Mandarlo llamar… ¿Pero si fue usted el que…

-Eh… pero, ¿es usted el señor X?

-No…

-…

-…

-¿Podría olvidar este percance?

-Puedo intentarlo.

-Con eso basta. Buen trabajo.

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