jueves, 3 de mayo de 2018

Ajustes.


Le quedaron largos los pantalones así que mandó a ajustarlos.

Un poco más de basta en principio aunque al final también terminó adecuando el ancho de las piernas.

Fue a que le tomasen las medidas y eso hicieron.

Entonces pasaron dos días y se acercó al lugar, para retirarlos.

Antes de llevarlos, sin embargo, se los volvió a probar.

No quedaban del todo bien así que el encargado corroboró las medidas.

Sacó su huincha y comprobó:

Las medidas eran correctas.

A pesar de ello, resultaba evidente que ocurría algo extraño.

No grave, por supuesto, pero extraño.

Se miró al espejo varias veces para entender qué era, pero no pudo comprender, a fin de cuentas, qué ocurría.

A pesar de esto, finalmente, pagó el arreglo y se llevó los pantalones.

Y es que al día siguiente tenía que usarlos.

Debía asistir al matrimonio de un sobrino, no muy cercano.

Ya vestido, la sensación incómoda volvió a invadirlo.

De hecho, no se atrevía a salir de casa con esa ropa.

Tanto dudó que cuando fue a llamar al taxi se dio cuenta que no llegaría a la hora.

Por lo mismo, desistió de ir, y se quitó la ropa.

Inventaría alguna excusa, por supuesto, pues no podría explicar, lo de los pantalones.

Tal vez hay otras medidas, pensó.

Otras cosas que cambian e incomodan dentro de uno, se dijo.

Sin respuestas claras sacó un libro, para leer.

No acostumbraba a hacer eso.

El libro era tan grande que pensó que tal vez moriría antes de terminarlo.

Tal vez ese era el punto, después de todo.

Puso música a un volumen bajo y se sentó en un sillón.

Entonces, simplemente, comenzó a leer.

Más tarde se detuvo.

Eso es todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales