jueves, 24 de mayo de 2018

No creo que pueda responderse.


I.

-Usted está cada vez más raro, ¿no le parece?

-¿Yo?

-Sí, usted.

-¿Yo qué?

-Que usted está cada vez más raro.

-¿Le parece?


II.

-¿Y sus bolsillos?

-¿Qué pasa con mis bolsillos?

-¿Están llenos o vacíos?

-¿Llenos o vacío de qué?

-Pues no sé bien…. ¿de cosas….?

-Pues sí… tiene razón… están llenos y vacíos de sus cosas.

-¿Sus cosas?

-Sí… lleno de esas cosas suyas…. Las que usted decía.

-No… Yo me refería a otras cosas…

-¿Qué cosas?

-Cosas… Ya sabes… Las que faltan en tus bolsillos.

-Entiendo…


III.

-Tal vez ordenar la memoria.

-¿Cómo?

-Que tal vez lo que falte sea ordenar la memoria…

-¿Para qué?

-No sé… para entenderse, tal vez…

-¿No te entiendes?

-No… o sea, no hablo de mí… ya sabes…

-Pues yo creo que siempre se habla de uno mismo.

-¿Eso crees?

-Sí… O sea, no sé… No es algo que pueda responderse.


IV.

-El otro día me veía al espejo y era raro…

-¿Raro?

-Sí. Raro.

-¿El espejo?

-No. Yo era raro. Era como un conjunto de cosas.

-¿No lo somos?

-No sé… Lo que quiero decir es que en vez de verme como un rompecabezas armado, me veía como un montón de piezas.

-¿Y?

-Eso… Miraba por ejemplo mi boca.

-¿Tu boca?

-Sí. Mi boca y mi bigote. Pero no la veía como boca y bigote… la veía más bien como un ojo.

-¿Un ojo?

-Sí… Mi boca era el ojo y el bigote una ceja.

-¿Y los ojos reales…? ¿Qué te parecían?

-No sé bien… yo creo que me parecían manchas… Como esas que hay en las alas de algunas mariposas, y que son como un engaño…

-¿Lo que yo veo entonces es un engaño?

-Pues no sé…. No creo… Me refiero a que no creo que pueda contestarse a esa pregunta.

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