sábado, 14 de enero de 2017

Martillos (Golpes de martillo).


Esta noche.

Varias noches.

Todo son golpes de martillo.

Ni siquiera distingues si es dentro o no del sueño.

Tal vez alguien construye algo.

Alguien construye algo y mantiene un ritmo casi perfecto.

Extrañado, sales entonces a buscarlo.

Dentro y fuera del sueño, sales a buscarlo.

Das unos pasos.

Avanzas por un lugar estrecho.

Encuentras así al primer hombre.

Parece clavar algo sobre una mesa, pero luego ves que no.

Sobre la mesa, solo observas galletas.

La moral siempre es como una galleta, dice el hombre.

Se quiebra fácilmente.

Parece firme, pero se quiebra.

Tras escucharlo, te alejas de él rápidamente.

No podría clavarlas aunque quisiera, te dices.

Y claro, avanzas ahora buscando a un segundo hombre.

Te encuentras así con un hombre que tiene un cuarto cubierto de pieles.

Pieles de animales, por supuesto.

El hombre parece tomarlas y observarlas.

Tú, en cambio, te dedicas a pensar.

Bien pudo ese hombre dejar clavos en las paredes para colgar esas pieles, te dices.

Pero claro, las paredes se ven lisas y el hombre, si te fijas, parece abatido.

Era una serpiente enorme, comienza a decir, de pronto.

Yo mismo la atrapé y le arranqué la piel.

Lamentablemente, siguió el hombre, el color es otro.

Me refiero a que esto no es la serpiente que atrapé.

La serpiente era otra cosa.

Luego el hombre solloza un poco y mete las pieles a un saco.

No tiene  martillo y no va a clavar nada.

Todo eso va directo a la basura.

El hombre, de hecho, no vuelve a decir palabra.


Por último, encuentras al tercer hombre.

Lo ves clavar afanosamente algo en una pared.

No logras distinguir qué es lo que clava.

Te acercas.

Sabes que es el último de los hombres.

Viéndolo de cerca, sin embargo, te percatas de algo.

Te percatas, decía, y se lo haces saber.

Señor, le dices, parece que le robaron los clavos.

El hombre se muestra sorprendido, como si recién se percatara.

Deja el martillo a un lado.

Observa el lugar.

Todo son golpes de martillo, comenta entonces.

Dentro y fuera del sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales