martes, 17 de enero de 2017

El verdadero mal y la gran contradicción.


El verdadero mal es incomprensible y horroroso.

Ni siquiera tiene sentido alguno.

Y existe porque sí.


El sufrimiento, sin embargo, no surge directamente de ese mal.

El sufrimiento surge del intentar comprender ese mal.

Es decir, el sufrimiento nace del no sentido.


Todo aquel que busque comprender ha de sufrir.

No por la búsqueda en sí, sino por el quiebre de las expectativas.

Lo que entendemos por salvación, por lo mismo, es siempre una contradicción.


Huir del mal y huir de sufrimiento son dos errores distintos.

Buscar el bien y el placer, sin embargo, son exactamente el mismo error.

Esperar nada es la gran contradicción.


Hay tres distintas formas de esperar nada.

Teniéndolo todo o careciendo de todo.

La tercera forma surge de no diferenciar situación alguna.


Existe el mismo número de formas de vida, que formas de comprensión.

Las formas de vida terminan en la muerte y las formas de comprensión en el absurdo.

El mal verdadero no sabe distinguir entre ambas.


El corazón late en base a contradicciones.

Y se contradice hasta que alguien cree encontrar un sentido.

Por lo mismo, dejo acá estos tres últimos latidos:


Escribir no es nunca escribir en el agua.

Escribir no es nunca escribir en el agua.

Escribir no es nunca escribir en el agua.

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