sábado, 10 de octubre de 2015

Nuevos enemigos.


Debe haber sido una metáfora.

Pero ellos buscan hace días una especie de señal.

Una piedra con un nombre, por ejemplo.

O una palabra en el agua.

Así, resulta que los ves bastante seguido.

Levantando piedras, por ejemplo.

O buscando concentrados
sobre lagos y ríos.

Pero claro,
debe haber sido, simplemente,
una especie de metáfora.

Una voz que habló sobre belleza
observando la nieve.

O hasta una iglesia
llena de silencios…

Poco más
debe haber sido.

Lo digo yo también sin entender,
pero intuyendo,
que aquello de lo que en verdad se habla
estuvo siempre en otro sitio.

La metáfora de algo, digamos.

Pistas para descubrir un crimen
que nunca hemos comprendido.

Como el musgo sin la roca.

O como el detective que descubre 
sin un muerto
al asesino.

Dejen que busquen la señal entonces.

Los nombres en las piedras…

Algo escrito en el agua…

Que el paso del tiempo
sea el principal castigo.

Y es que cada día me cansan más
las metáforas.

(No tengo tiempo
para nuevos enemigos)

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