miércoles, 16 de julio de 2025

Ya dije, lo que digo.

“Cada cosa dice cada cosa
y todo lo dice todo”
L. M.


I.

Ya dije, lo que digo.

Yo y otros.

Insisto, sin embargo, porque soy yo.

Porque así soy yo, quiero decir.

De esa forma.

Además, la voz del otro no habla desde mí.

Hace daño, tal vez, pero desde otro sitio.

Sangras si te hiere, pero no es sangre.

Esa voz, me refiero, no es sangre.

Mi voz sí.

Aunque diga una y otra vez algo que ya dije.

Siempre es sangre, mi voz.

Sangre mía.

Y cada sangre es nueva.



II.

No duele, ser sangre.

De hecho, ninguna cosa, duele ser.

El dolor existe, pero siempre en otro sitio.

Luego llega, es cierto, pero no me quejo.

No de eso, al menos.

Me digo que es algo que tiene que pasar, de un modo u otro.

Simplemente es eso.

Eso me digo.

No sé, sin embargo, si eso está bien.



III.

No habla sola, la voz.

No habla sola, pero casi.

A veces pienso que sí, pero la escucho y descubro que soy yo.

Y recuerdo que, sin duda, ya he escuchado lo que dice.

Una y otra vez, probablemente, y desde distintos puntos.

Desde cada borde, por ejemplo.

Y desde mis innumerables centros.

Es cierto.

Mi voz ha dicho todas las palabras, menos mi nombre.

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