miércoles, 26 de julio de 2017

Quitarse las zapatillas con los pies.

I. 

Quitarse las zapatillas.

Quitarse las zapatillas por las noches.

Quitarse las zapatillas con los pies.

No es lo correcto, digamos.

Eso podemos aceptarlo.

No es lo correcto, digamos, pero es de noche.

Y apenas hay luz.

Y además está el cansancio.

Y hasta las palabras se confunden.

Dios mismo, por ejemplo, cuando crea a estas horas.

Olvida qué está haciendo y a veces destruye.

Y entonces las sombras olvidan a veces aquello lo que son.

Y hasta los pies ya han olvidado incluso aquello que son.

Y el mundo guarda silencio, pero nada aprueba.

Y claro… es entonces que te sacas las zapatillas.

Las zapatillas con los pies, digamos.

Ya sabes el resto.


II.

Quitarse las zapatillas.

Quitarse las zapatillas por las noches.

Quitarse las zapatillas con los pies.

No es lo correcto, digamos.

No es lo correcto, pero es efectivo.

Así mismo ocurre entonces que se va acabando el día.

Y alguien se lo saca encima con los pies.

Y el día se apila junto a otros en una habitación llena de días.

Días como cuerpos apilados.

Como cadáveres a medias.

Como hombres exhaustos y sin sed.

Y separas entonces aquello que molesta.

El corazón por ejemplo separas.

Alejándolo de ti como si sacaras tus zapatillas.

Como si sacaras tus zapatillas con tus pies, me refiero.

A eso se reduce todo entonces, ya lo sabes.

No es lo correcto digamos, pero ni la vida a veces es correcta.

Y sin embargo sigue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales