sábado, 1 de julio de 2017

El perro de Josefa está bien amaestrado.

"Bienaventurados los mansos..."


El perro de Josefa está muy bien amaestrado.

Sabe saludar, hacerse el muerto, y hasta resuelve ejercicios matemáticos cuyo resultad sea cero.

Ella misma lo amaestró y le enseñó todo lo que sabe.

Y es que desde que era un cachorro, ella le enseñó durante al menos, una hora diaria.

Por esto, orgullosa, Josefa va hasta un programa de talento animal.

Y claro, presenta a su perro ante el jurado.

Tras sesenta segundos la eliminan por dos votos contra uno.

Respecto al concurso, lo gana esa semana un par de peces que aprendieron a vivir fuera del agua.

Josefa reclama y se enoja, pero no tiene opción de queja.

Complementariamente, investigando, descubre que lo de los peces es totalmente serio.

Nada de fraude ni de arreglo, me refiero.

Y es que eso, al menos, Josefa ha tenido que aceptarlo.

Su perro, en tanto, ha estado extraño desde su presentación en tv.  

No come ni bebe y se ha comenzado a morder una de sus patas delanteras.

En este sentido, como Josefa no lo ha reprendido a tiempo, tal vez ahora piensa que es una acción que podría considerarse, positiva.

De hecho, cuando Josefa se percata, ella misma piensa que –quitando heridas, sangre y magulladuras, por supuesto-, puede tratarse de un talento nuevo, que bien podría valerle una nueva oportunidad en el programa de talentos.

Bien por ellos.

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