sábado, 25 de marzo de 2017

El ojo que se cansa de ver.

“Tan solo el hombre afligido
conoce su miseria”
J.

El ojo que se cansa de ver,
no llora.

Conoce su miseria
y su grandeza desconoce.

No se voltea ante sí mismo.

No mira a la luz, pues nada ve.

No busca a Dios por los rincones.

Si ha de tener suerte,
cuenta él,
dormita un poco por las noches.

No pide mucho más.

No exige al mundo más belleza.

Tampoco busca encontrar la humanidad,
en el interior de cada hombre.

Solo ocurre que está cansado.

Todos podemos estarlo.

El ojo que se cansa de ver
es sensato como un muerto.

Jamás lo oirán gritar.

Jamás pedirá algo nuevo para ver.

Su silencio es digno
como el verdadero silencio.

No pestañea.

No se inmuta.

Su forma de vivir desconoce por completo
que hay otra forma de existencia.

Un día como hoy.

Un día como ayer.

Un día que vendrá.

Eso parece leer
en una sola frase
el ojo cansado de mirar.

Todo lo demás es ornamento.

La boca, sin embargo, le pide que vea.

Le pide una imagen
para transformar en letra.

El hombre en cambio nada pide
pues no reconoce su cansancio.

Un día como hoy.

Un día como ayer.

Un día que vendrá.

Ni siquiera hay llanto.

El pájaro más sabio se arrancó las alas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales