lunes, 14 de diciembre de 2015

Punto ciego.


En su tratado sobre la visión (Óptica, color y visión, UNAM, 1984), Wingarden demuestra que todos los seres humanos tenemos un punto ciego. Lo hace a partir de pruebas médicas –que aquí no vienen al caso-, y de experimentos lo suficientemente claros como para poder ponerlos en duda.

Aun así, el propio Wingarden acepta que ese punto ciego –el verdadero punto ciego de un individuo-, es desconocido para el propio individuo que lo padece. De hecho, a partir de una serie de observaciones –que puede usted mismo buscarlas, si le interesan-, Wingarden demostró que somos incapaces de integrar el punto ciego a nuestro campo normal de visión, aunque un especialista nos demuestre, incluso, nuestro error o incapacidad.

Por otro lado –y he aquí lo central del trabajo de Wingarden-, debido a la existencia de este punto ciego, ningún individuo podría jactarse de ver totalmente la realidad. O no de forma íntegra, al menos. Debido a esto, las distintas visiones recogidas por los individuos debiesen trabajar de forma complementaria, si se quiere tener la posibilidad de llegar a un conocimiento acabado sobre cualquier tipo de fenómeno.

Y es que el punto ciego del que habla Wingarden no se aplicaría solo a realidades macro, ni tampoco sería algo exclusivo de un sentido de percepción específico (en este caso la vista).

En este sentido, la propuesta vendría a ser que ese punto ciego opera al nivel del tacto, de la audición, del gusto… y hasta del entendimiento en su totalidad. Es decir, se trata de un punto ciego que opera al nivel general de la comprensión, tanto de aquello que somos, como de aquello(s) que nos rodea.

Veamos si entendimos, ¿existe un punto ciego en el ser que amamos, en el Dios que creemos, o hasta en la visión que tenemos de nosotros mismos…?

Wingarden responderá que sí, por supuesto, y concluirá diciendo, que ese punto ciego es además el respiradero por el cual se mantiene viva la realidad, permitiéndole al hombre trasladarla desde el lugar en que existe fenomenológicamente, hasta el órgano aquel en que la comprensión y la creencia se aúnan y nos ayudan a construir un sentido para nuestra propia existencia.

¡Buenas palabras, Wingarden…!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales