sábado, 28 de noviembre de 2015

Ella dice que están en todos lados.


Conozco a una mujer que dice ver muertos.

Dice que están en todos lados.

Mientras tomamos una cerveza cuenta que prácticamente no se diferencian de los vivos.

Un poco más lentos, tal vez, acepta.

Le pido que describa algunos y habla de uno que está a mi lado, incluso, sin que me dé cuenta.

Pienso que miente, desde un inicio, pero sus detalles son minuciosos.

El piso también está lleno de ellos, comenta.

Caminamos por unas calles céntricas y sigue describiendo en detalle.

De vez en cuando describe también a un hombre vivo, sin diferenciarlos mayormente.

A veces da un poco de asco, me dice, pero no asustan.

Entramos a otro bar y tomamos algo más.

También comemos algo liviano.

Luego, sin darme cuenta, terminamos hablando de otros temas.

Cosas superficiales, supongo, no recuerdo bien.

Así, sin darnos mucha cuenta, terminamos en su departamento, que quedaba en el sector.

Tuvimos sexo un par de veces y encargamos sushi, según recuerdo.

Entonces me dio por preguntarle nuevamente sobre los muertos que estaban en el lugar.

Ella describió varios y hasta detalló que mientras lo hacíamos, algunos muertos se frotaban lentamente, contra algunas cosas.

Siempre es así, me dijo.

Además los muertos derraman todo, sobre el piso.

Mientras hablaba, fui sintiendo ahora, que no mentía.

Pasaron unos minutos.

Tuvimos sexo una vez más, pero no resultó muy bien.

Finalmente, decidí llamar un taxi e irme del lugar.

Vomité dos veces, al llegar a casa.

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