jueves, 19 de noviembre de 2015

Suena el timbre.


Suena el timbre.

Pero no tengo timbre.

Lo que tengo es cansancio.

Agotamiento.

Decepción, a veces.

Aunque claro,
tal vez tenga timbre.

Y es que las cosas son cada vez
más borrosas.

Como Dios, incluso.

Como lo que hubo,
alguna vez,
en el corazón.

Como el sonido ese
que se repite
a cada rato.

Más encima
la cabeza me da vueltas.

Y ahora, además,
parece que una polilla
está golpeando la ventana.

Si consigo abrir los ojos
tal vez piense más claro.

Dejar mi cuerpo acá
y llevar mi cabeza a otro sitio,
como el gato ese.

Alguna vez funcionó,
es cierto,
pero ya he extraviado
demasiadas partes.

Vuelve a sonar el timbre.

Parece también
que gritan un nombre.

No recuerdo tener nombre.

Aunque claro…
tampoco recuerdo tener timbre.

Si consigo moverme podría ir a ver
y aclararme.

Si consigo a Dios
o una creencia cualquiera.

Si consigo reunirme,
como el gato ese.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales