viernes, 18 de agosto de 2017

Imágenes (III).


I.

Encuentra las fotos en medio de libros viejos. Sin apuntes, sin explicaciones, sin comentario alguno. En este sentido, todo va constituyendo una sorpresa hasta que comienza –poco a poco-, a distinguir algún rostro, o algún lugar. Dentro de los rostros está el de su familia, como era de esperarse, aunque hay muchas otras personas, aparentemente cercanas según se infiere de las imágenes, de los que no parece tener mayor noción.


II.

Según sus cálculos, las imágenes deben tener entre quince y veinte años. En una de ellas, hay un niño pequeño junto a la imagen de una virgen. Ese niño, según estima, debiese ser él. No reconoce el lugar, pero sí los rasgos del niño. También reconoce la actitud de rebeldía que lo caracterizaba en ese entonces. El niño parece mirar e suelo y sin duda está algo molesto. La mayoría de las fotos está entre las páginas de una enciclopedia vieja y en una colección de literatura nacional que nunca antes se detuvo a revisar.


III.

Separó las fotos y las agrupó a partir de su contenido. En un montón dejó las que solo contienen lugares, sin presencia de individuos. En un segundo grupo dejó aquellas en que aparecen personas que distingue con facilidad. Sus padres. Un tío. Él mismo. Sus abuelos. En un último grupo dejó aquellas en que aparecen personas que no reconoce y de los que no tiene noción alguna. De cierta forma, sin embargo, tiene la certeza que todas esas personas están muertas, hoy en día. Antes de dormirse, piensa que también él puede estar presentes en las fotos de algún otro que no lo reconozca. Tal vez, por eso, finalmente, solo termina conservando las fotos de lugares o hasta de objetos, que deja en un sobre, sobre su velador.

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