Leo una noticia.
Un importante magnate ruso muere y en su testamento dona la totalidad de su dinero, acciones y propiedades a distintas causas
benéficas a lo largo y ancho del mundo.
Extrañamente –ya que las leyes rusas así lo
permiten-, el magnate, quien además es viudo, no deja bienes económicos a su
hijo (salvo los asociados a pagos de sus estudios secundarios), que es su único
pariente directo.
En cambio, especifica en su testamento que su hijo
debe permanecer en cierto internado hasta los 17 años –al morir el magnate su
hijo tiene apenas siete-, dejándolo al cuidado de Los hermanos Karamazov.
Es decir, si bien acepta correcciones
disciplinarias por parte de sus profesores tutores, el magnate se asura que el aprendizaje
sea determinado por una serie de pruebas que obliga a su hijo al menos, a dar
cuenta de su lectura.
Así –si bien la noticia no entrega detalles al
respecto-, supone quizá el primer ejemplo real de alguien que deja a su hijo al
cuidado de un libro.
Por otro lado, sin embargo, algunos abogados
independientes han cuestionado las decisiones anteriores y han intentado
retener parta de la herencia del magnate proponiéndose ellos mismos como
albacea de los bienes.
Si bien no hay luces claras todavía respecto a lo
que pueda ocurrir, dejo el resumen de la noticia como texto de hoy, mientras
pienso que entregar un hijo al cuidado de Vonnegutt, no habría sido tampoco una
idea tan descabellada.
Esto es hoy lo que quería contarles.
Buenas noches.
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