domingo, 5 de junio de 2016

Esto fue lo que ocurrió.


-Esto fue lo que ocurrió, -me dijo-. Estoy en casa. Tranquilo. Un fin de semana X. Solo, por supuesto. Poco más del medio día. Entonces suena el timbre y salgo a ver. Son tres tipos. Bien vestidos. Nada sospechosos. Entonces, de la nada me preguntan si pueden pasar. Yo digo que sí y abro…

-Espera –le digo-, ¿no los conocías y los dejaste pasar?

-Sí –continuó-. No lo pensé bien… Pero se veían tranquilos, tal vez en el momento pensé que eran vendedores o que venía por algún censo, o encuesta… la verdad es que no recuerdo… solo sé que los dejé pasar… por el lado de la casa eso sí, nos sentamos en el patio, fuera…

-Pero ¿no traían nada…? ¿Te mostraron algún documento o algo…?

-No… Ya te dije que los dejé pasar, nada más. Siempre he sido así, confiado… El punto es que nos sentamos y me pidieron agua y yo les llevé. Tres vasos con agua… Y claro, fue entonces que me sorprendió la coordinación y parecido de esos hombres… ropa formal similar, misma altura y corte de pelo… hasta tomaron el agua a la misma velocidad, uno tras otro…

-¿Y entonces?

-Entonces comenzaron a hablar. Siempre tranquilos. Me preguntaron si tenía dinero y cosas de valor. Me explicaron que era mejor así, que venían a llevarse todo lo valioso de la casa… lo que era valioso para mí… Recuerdo que lo decían de forma extraña. De hecho, yo todavía no entendía que se trataba de un asalto…

-Pero ¿tenían armas…? ¿Te amenazaron?

-No tenían armas. O no a la vista, al menos… Tampoco era una actitud amenazante… Era como una conversación nada más… Además, sinceramente no tenía nada de valor… o sea tele y computador y cosas así… pero no sé, como que en el momento no sentí que tuviese nada.

-¿Y qué hiciste?

-Eso… Les dije que no creía tener nada de valor. Nada especial, al menos. Que podían buscar si querían. Yo también estaba tranquilo… No sé explicar por qué…

-¿Y estabas sentado… frente a ellos?

-Claro. Sentado y hasta recuerdo que fui también por un vaso con agua, para mí… No sé por qué tomé agua… supongo que hasta la tomé a la misma velocidad que lo había visto hacerlo a ellos…

-¿Y entonces te robaron?

-Entraron dos a la casa y buscaron. Sin revolver, eso sí. Yo me quedé afuera con uno de los tipos. En silencio los dos, nada más. Hasta llegó un gato del vecino, recuerdo y se paró cerca de nosotros. Era una situación tranquila… Yo miraba el patio y pensaba, en silencio…

-¿Pensabas? De verdad no te entiendo… ¿Pensabas en escapar o en llamar a la policía o algo así…?

-No. Miraba las plantas y pensaba, nada más. Y entonces recordé la historia de Job…

-¿Con los ángeles que lo visitan?

-Sí, exacto. Aunque no sé si en la Biblia eran ángeles… Lo cierto es que recordé su historia… Dios apostando y dejando que el Diablo le quitase todo lo que tenía… Familia, rebaños, salud… lacerarlo incluso para ver si lo negaba…

-¿Y tú eras Job, se supone?

-Debía serlo, tal vez, pero en realidad era una especie de anti-Job…

-¿Anti-Job?

-Sí… me refiero a que no creo en Dios… o sea, aunque me quiten todo, no tengo qué negar… Y claro, tampoco tengo familia, ni rebaños, y hasta la casa es arrendada… y de salud… bueno, estoy cagado del hígado, tengo hipertensión, diabetes…

-¿Y eso pensabas mientras estabas ahí?

-Sí… más o menos sí… pero tranquilo, como para confirmar no más que no tenía mucho que perder…

-¿Y fue así, al final?

-¿Cómo…?  ¿Lo del robo?

-Sí.

-Bueno… se llevaron la play, mi notebook y  mi celular... Ah, y también un bolso para echar las cosas...

-¿No te golpearon, al final?

-No. Les abrí la puerta y se fueron.

-¿Y no te enojaste, ni nada…? 

-Pues no tengo hacia quién enojarme… Ni siquiera puse la denuncia… Además, por si acaso, a Job, Dios le devuelve el doble…

-¿Y eso sí conviene?

-No tanto, pero si es así te regalo el notebook, la play y hasta el celular extra.

-No me interesa el celular.

-De acuerdo –me dijo-. El celular se lo devolvemos a Dios, o a quién sea…

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