martes, 17 de junio de 2025

No te observan.


“God. ¿Puedes ver el cambio que hay en mí?
No soy tan egoísta como era.”
A. G.

No te observan.

Aunque no me creas, no te observan.

La mayor parte del tiempo, al menos, no te observan.

Estamos solos, entonces, y no sabemos estar solos.

No aprovechas, digamos, esa privacidad.

Más aún: te incomodas.

Evitas incluso algunos actos, como si pudiesen observarte.

Te afliges.

No te convences.

Actúas para nadie.

Entonces, eliges prepararte, mejor, para cuando sí te observarán.

Hacer de esta forma de existencia una mera transición.

Un entreacto, probablemente.

Y sí…

Es triste, si lo piensas.

Absurdo también, pero es más triste que absurdo.

Y es que no sabes, en definitiva, vivir para ti.

Triste, decía, pero me faltó también decir común.

Y es que te ocurre como a todos, a fin de cuentas.

No eres, para ti.

Te acuestas incluso con el traje que usas para otros.

Te ocurre como al actor que contaba que no sabía quién ser, en el camerino.

Y es que es difícil, de esa forma.

Es más fácil, me refiero, si te observan.

A solas es pesado.

Es un grito, al interior de un sueño.

Te das vueltas.

No sabes.

Si te quitas el maquillaje descubres que se va también el rostro.

Mejor no hacerlo, te dices.

Mejor buscarse alguien para hablar.

Inventarse a alguien, incluso.

Un ojo, al menos.

Algo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales