miércoles, 18 de junio de 2025

En barco, esa vez.


Viajamos en barco esa vez.

Creo que fue la única vez que lo hicimos.

Era un barco grande y antiguo que hacía siempre la misma ruta.

Todo en él estaba un poco gastado, pero tú dijiste que se veía digno.

Lo dijiste en serio, esa vez, aunque no sé bien qué quisiste decir con eso.

Yo pensé que lo descubriría, durante el viaje, pero no fue así.

Lo que descubrí en cambio fue que tenía varias capas de pintura.

Hablo del barco, por supuesto.

Capas de pintura. antioxidantes y todo tipo de revestimientos formaban así la piel del barco.

Una piel que a su vez, como observaba, estaba formada por varias pieles.

En el fondo el barco no era eso, me pareció, y te lo dije de esa forma.

Un poco borracho, es cierto, pero así te lo dije.

No supe explicarlo bien y tú tampoco te esforzarte por entenderlo.

El barco estaba debajo, pensaba, si es que estaba.

Y pensé también que era igual a esos cadáveres de hipopótamos que flotaban hinchados por los ríos.

Fue así que un día, mientras cenábamos, nos ofrecieron hacer prácticamente gratis el viaje de regreso.

Nosotros teníamos otros planes, es cierto, pero tú te alegraste y aceptaste en nombre de los dos.

Además, igual alcanzábamos a pasar una noche en la ciudad a la que íbamos.

Concluiste que era una buena opción, por supuesto, y yo no me opuse.

Acepté, simplemente, porque pensé que la vida era algo que se construía de esa forma.

Y claro, yo no era nadie para evitar que se siguiese construyendo.

Así, finalmente, nos sacamos fotos en la ciudad y regresamos al barco.

Supuestamente el mismo, aunque no lo supe bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales