sábado, 6 de diciembre de 2025

Confuso.


Hace tres meses que nació mi abuela y eso me tiene raro.

O no sé si “raro” sea la palabra ideal, así que diré mejor que me tiene confuso.

Todo comenzó cuando viajamos a verla, hace tres meses, por el asunto ese del nacimiento, que llegó por lo demás bastante a destiempo.

Digo esto pues yo tenía en mis recuerdos imágenes de mi abuela ya nacida, por supuesto, pero fui igualmente a su encuentro pensando que lo del nacimiento no era más que una expresión

Por eso, me sorprendí cuando me presentaron a mi abuela, pequeñita, al interior de una cuna, y hasta me alentaron a tomarla en brazos y arrullarla un poco, para que se durmiera.

Igual no tenía olor a guagua, debo confesar, pero prefiero no ahondar en este asunto.

Si diré, en cambio, que esa misma noche, antes de regresar a nuestras, hubo una larga conversación en la que nos repartimos sus cosas.

O sea, tiramos líneas sobre esto, más bien, y luego proyectamos.

Igual no recuerdo este proceso en detalle ni podría decir si fue (o no) justo, pues como ya dije, todo aquello lo sentí confuso.

De hecho, no recuerdo nada más salvo una imagen de mi abuela llorando, cuando nos íbamos, mientras una tía le daba palmaditas, para calmarla, y le decía que todo iba a estar bien.

Desde entonces, estos meses, no han dejado de parecerme extraños.

Cada vez más extraños, quiero decir, pues todo, de cierta forma, he comenzado a retroceder sin motivo y revelar su origen.

No digo que esto sea malo, por cierto, pero debo reconocer que genera algo de miedo, cuando lo nombras.

Y es que uno piensa –probablemente con motivos-, que estos son solo anuncios de algo mucho más importante, que prontamente, va a pasar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales