lunes, 1 de diciembre de 2025

Mudo, pero hacia dentro.


Y te quedas mudo, me dijo, pero no de la boca para afuera sino hacia adentro. Primero tartamudeas, digamos. Luego haces pausas. Te ves obligado a hacerlas, quiero decir. Internamente, por cierto, ocurre todo esto. O sea, cuando te escuchas internamente suenas así. E incluso cuando piensas todo eso. Es difícil de explicar, pero además es probable que no te crean cuando lo cuentes, porque hacia afuera suenas bien. Suenas rápido, me refiero, como debo estar sonando ahora. Sé que es difícil de creer, pero lo cierto es que eso que oyes ahora mismo no es una voz que salga desde dentro, sino palabras que uno va recogiendo al aire y luego devuelves, sin más. Ordenadas, probablemente, pero palabras que no eran tuyas, en principio, y que has ordenado de modo diferente. Como el eco distorsionado de otras voces que surgieron hace mucho, en un contexto que desconoces. De cuyo origen no sabes nada, quiero decir, y que no es tuyo en modo alguno. Tú refractas solamente todo eso. No lo haces tuyo, sino que pasa por ti. Arrojas agua de vuelta y no sabes bien por qué ni a quién salpicas. Eso hasta que el silencio interno llega a ser total. Una mudez total, como te decía en un inicio. Interna y a la vez total, aunque sigues haciendo ruido. Pero a quién le importa…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales