jueves, 27 de noviembre de 2025

Buscar un jardinero.


“En cuanto al jardín,
siempre pienso en buscar un jardinero”
A.


Parece un juego porque se juega, pero no es un juego.

Y yo lo juego, como todos, sin decir que no lo es.

Sin aclararlo, me refiero.

Hace años, por cierto, que viene ocurriendo de esa forma.


En principio es simple.

Luego no, pero en principio lo es.

Ajeno y simple, en realidad, para que no nos afecte en gran medida.

La casa misma, si lo piensas, es poco más que un aislante térmico.


¿Qué casa?, me preguntas.

Y yo sonrío por la ingenuidad de tus palabras.

Y es que a veces, desde un jardín ajeno, observo casas que también son ajenas.

Y elijo una, entre todas, prácticamente sin ninguna razón.


Además de las casas, si te fijas, a veces se levanta un templo.

Es una construcción distinta, por lo general, para reconocerla mejor.

Suele ser silenciosa, y en promedio, arde más seguido que las casas.

Mucho más.


Tal vez, esa es una regla no explícita del juego.

O sea, de eso que parece juego, pero en el fondo no lo es.

Dos casillas antes del final, si hay suerte, te das cuenta.

No antes.


Oyes voces, finalmente, mientras juegas.

Voces indistintas, es cierto, pero voces al fin.

No han dicho tu nombre aquellas voces, pero volteas igualmente.

En cuanto al jardín, confiesas, siempre he pensado que no es parte del juego.

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