domingo, 23 de noviembre de 2025

Algo así como un pasillo.


Primero, imagina una edificación si quieres comprender.

Ese es el truco.

Da lo mismo si es una casa, un edificio o hasta una pirámide ancestral.

Imagina una edificación, si buscas comprensión.

Eso es lo primero.

Una vez ahí –sin tocar los muros-, repite esta frase hasta que la aceptes.

Repítela y no la cuestiones en lo absoluto:

Todos somos algo así como un pasillo.

Esa es la frase, me refiero, que debes repetir.

Todos somos algo así como un pasillo.

No la cambies ni la pienses.

Solo acéptala.

No somos un pasillo, somos algo así como un pasillo.

Repite la frase.

Hazla tuya.

Dila como si la leyeras desde debajo de tus uñas.

Desde debajo de tus párpados.

Todos somos algo así como un pasillo, repite.

Hasta que sepas que es verdad.

Una vez sepas esto, sin embargo, es aún más peligroso.

Conformarte con ello, quiero decir.

Y es que una verdad no es toda la verdad.

Y tampoco, por cierto, es necesariamente la tuya.

Aunque te dé seguridad, no es la tuya.

Entonces, debes recordar que la construcción en la que crees estar fue, en principio, imaginada.

Y claro, ahora te sustenta, pero tu sustancia es también otra.

Un pasillo que da a otro pasillo, piensa ahora.

Todos somos algo así.

Pasillos por donde extrañamente corre el viento, aunque no siempre lo sintamos.

Ahora, destruye la edificación que imaginaste, si quieres comprender.

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