Todo estaba confuso, pero ahora un poquito más. Y
es que a un día de comenzar en el trabajo me avisan que ya no van las horas que
habían comprometido y que me habían confirmado incluso, el mes anterior. Me lo informan
en un audio, por WhatsApp y yo contesto amable, por supuesto, un poco porque soy
amable y otro porque he aprendido a no esperar nada de los otros, por lo que hace
un tiempo ya que no me decepciono ni ante lo más abyecto. Para peor, como el
año pasado prácticamente no trabajé -remuneradamente, digamos-, y no recibí
sueldo en verano, resulta que el aviso me sorprende con la guardia baja y con
las alcancías ya vacías desde el periodo anterior, en el que surgieron además
algunos imprevistos. Lo peor de todo, sin embargo, -más que la falta de dinero,
por supuesto-, es que ahora debo hacer un click en la actitud y supongo que ponerme
a buscar trabajo. Además, debo hacerlo de forma urgente, pues como profe los
tiempos juegan en contra por una serie de razones que había escrito y que acabo
de borrar porque son rastreras y aburridas y ya ni vale la pena hablar de
ellas. Lo hacen todos, supongo (lo de buscar trabajo), pero en mi caso he
tenido suerte y hasta el día de hoy no he debido hacerlo. Venderse un poco,
mentir un poco, ir a entrevistas... A eso me refiero. (…) Soy Vian,
tendría que decir, si voy a una. Hasta ahí no habría problemas. Tampoco en el
currículum, que no es tan malo. Es después cuando viene el lío. No creo en el
sistema educativo, tendría que partir diciendo, si debiese ser honesto. No
creo, pero sinceramente amo lo que hago, podría agregar. Y así seguiría un
poco, tratando de sonreír de vez en cuando para que me contraten y volver a
estar otra vez frente a los chicos. Y es que ahí -a veces-, llego a ser yo, si
se dan las cosas. Y si bien todo sigue siendo confuso cuando eso pasa, al menos
es confuso un poquito menos. Y ese hilito de sentido, de afecto o de lo que
sea, que se vislumbra entonces, es algo que se agradece, a fin de cuentas. Poco
más habría que agregar, sobre todo aquello.
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